Padre Hugo Tagle

Palabras mágicas

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 9 de julio de 2018 a las 04:00 hrs.
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Tres expresiones pertenecen a la esencia del buen lenguaje: “Gracias”, “perdón” y “por favor”. Una primera herramienta para combatir un lenguaje sexista y discriminador. Porque el sexismo y discriminación no pasan sólo por utilizar palabras que tengan un dejo machista o menospreciador, sino por la falta de palabras positivas y dignificantes como estas tres.

Hemos torturado el lenguaje hasta transformarlo en una ensalada de garabatos, palabras soeces, frases a medio terminar y mal pronunciadas. Abunda la coprolalia o cacolalia (del griego “copros”, que significa ‘heces’ y lalia ‘balbucear’), o la tendencia patológica a proferir obscenidades. Y eso no sólo empobrece la expresión, sino que la violenta y conduce a menospreciar al otro, quizá sin quererlo ni buscarlo. Los chilenos usamos en promedio 700 palabras para expresarnos. Los argentinos, el doble. Y los colombianos, el tripe. Somos de los países latinoamericanos con más pobre uso de la lengua castellana.

El triste dato de que el 50% de los chilenos tiene problemas de comprensión lectora explica la falta de vocabulario, la pobreza idiomática y la incapacidad de expresar bien las ideas. Eso lleva a frustración y violencia. Al no poder darnos a entender correctamente, nos sentimos pasados a llevar. “No me entienden”. El mundo es el culpable, no yo. Y de ahí a la discriminación y abusos, hay un paso.

Mejoremos el lenguaje, enriquezcamos nuestras conversaciones, usemos el rico espectro idiomático que ofrece el castellano. “El español es el idioma que, con mayor elocuencia y belleza ofrece el repertorio más amplio del alma humana”, asegura el escritor mexicano Carlos Fuentes.

Si habláramos mejor, mejoraría la convivencia. Y un primer paso es el uso de estas palabras de oro: Agradecer, pedir perdón y pedir por favor. Decir “por favor” es entender que los otros no están obligados contigo, que pedir siempre es una posibilidad y no una orden. Decir “gracias” es reconocer lo que otros han hecho por uno; es reconocer y valorar el gesto, por pequeño que sea. Decir “discúlpame”, “perdón”, es comprender que hemos fallado, que cometimos una falta o hicimos menos de lo debido. Decir “con permiso”, es tener claro que ocupamos un lugar más y no “el lugar”, que respetamos al otro y tenemos los mismos derechos del otro y no más. Decir “hola”, “buenos días”, “buenas tardes”, es una manera sencilla de reconocer al otro, valorarlo de entrada, apreciarlo.

Mejoremos el vocabulario y las formas de convivencia. Un sencillo primer paso para acabar con la discriminación y los abusos.

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