Padre Hugo Tagle

¿Quomodo?

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 30 de noviembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Es la pregunta que hizo la Enade en su encuentro anual el pasado jueves. En efecto, ¿de qué manera construimos una sociedad más justa, fraterna, unida? ¿cómo reconstruimos confianzas, crecemos en sociabilidad, fortalecemos nuestras instituciones, nuestra democracia? ¿cómo salimos de este estancamiento en que efectivamente nos encontramos? ¿cómo hacer para crear un Chile más integrado, inclusivo, donde nadie se sienta excluido?

Se escucharon muchas quejas y, la verdad, comparto algunos de los diagnósticos pesimistas. La cosa "podría ser peor", es cierto. Para aliviar el panorama, se trajeron a colación las comparaciones de siempre. Países de la región que están peor que nosotros. En fin, "mal de muchos... ".

Las comparaciones no sirven si se sabe que se pueden hacer mejor las cosas. No se trata de echarle la culpa al empedrado o buscar siempre un chivo expiatorio para justificar los males por los que atravesamos. Se dieron algunas buenas autocríticas que ayudan a rediseñar el camino y a no tropezarse de nuevo con la misma piedra.

"Algo estamos haciendo mal", se preguntó uno de los panelistas, y con esto coloca el dedo en la llaga de una herida que solo con la contribución consciente y de todos los actores sociales será posible sanar. Voluntad pareciera que no falta. El punto está en buenas ideas y el compromiso de cumplir los acuerdos que se tomen.

Si se cometen errores, es para aprender de ellos y no para, tozudamente, mantenerse en él. Ahora bien, buena parte de la responsabilidad, hay que decirlo, corresponde al gobierno de turno. Los funcionarios públicos deben esforzarse por recuperar confianza, dar buenas señales, regalar seguridad. A nadie le conviene que quien está gobernando, le vaya mal. Perdemos todos.

El mundo cristiano comenzó el domingo el Adviento, la expectativa del nacimiento de Jesús. El comercio ya comenzó a anunciarlo hace rato. Es una fiesta que, sin una buena dosis de interioridad, de espiritualidad, pasa sin dejar huella, se transforma en la antítesis de lo que anuncia el pesebre de Belén. A muchos chilenos, les falta sentido de Dios, sentido de trascendencia, reposar más en el Creador, en el Dios de la vida. Este es un tiempo para crecer en esa dimensión religiosa, clave para responder al ¿Quomodo? Sin sentido de Dios, no hay sociedad que se sostenga.

Buena parte de los problemas que nos embargan disminuirían de intensidad, se abordarían mejor, si diéramos más espacio a Dios. Él nunca sobra. Siempre falta. Que sea un aprovechado tiempo de Adviento personal y en familia. Para vivir bien la Navidad.

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