Una santa semana
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Padre Hugo Tagle
Y ya estamos en semana santa. Quería haber escrito sobre los benditos impuestos, pero ya se ha dicho bastante. Sí debo decir que lo bueno de la discusión es que coloca sobre el tapete la responsabilidad por lo que es común y el tema de la redistribución del ingreso. ¿Cómo debe hacerse? No tengo la receta y pareciera que nadie la tiene. Pero tengo claro que urge una mejor distribución de la riqueza.
Considero importante una aplicación más severa de la ley en lo que a la evasión se refiere y castigar más decididamente triquiñuelas y abusos del espíritu de la ley. Hay burlas legales por todos conocidas. Dan vergüenza.
De más está decir que el magisterio católico condena severamente los engaños y burlas a la ley en esta materia. Algunos son muy quisquillosos en recordar otros aspectos de la moral católica y hacen vista gorda cuando les tocan el bolsillo.
Aplicando y corrigiendo la legislación existente, se haría un buen avance, lo que no es óbice para una cirugía mayor si corresponde y es prudente. Comparto, sí, algunos temores: que se resienta el empleo. Es de esperar que se llegue a una solución justa, que no agreda el empleo y permita un desarrollo vigoroso y un crecimiento inclusivo.
El mundo cristiano celebró el domingo de ramos, inicio de la semana santa. Una fiesta particularmente querida, donde millones se acercan a los templos católicos a vivir la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. El símbolo es elocuente: palmas y ramas de olivo para alabar y bendecir; agradecer y pedir.
“La Cuaresma es el tiempo para cambiar de rumbo, para reaccionar ante el mal y la miseria. No podemos acostumbrarnos a las situaciones de humillación y pobreza que nos rodean. Un cristiano tiene que reaccionar”, dijo el Papa Francisco sobre el tiempo cuaresmal. Es de mayor oración, renuncias y mayores obras de caridad. El tema de la pobreza no nos puede dejar indiferentes nunca. Estas fechas son buenas para recordar que uno de cada 7 habitantes del mundo vive en extrema pobreza.
Vivir la semana santa es introducirse en una dinámica de cambio que involucra al resto. Lo cristiano es pensar globalmente, salir de sí, abrirse al otro, al prójimo, al que deja de ser extraño para pasar a ser hermano, hijo de un Padre común. Que los días de semana santa no se nos pasen en ajetreos que no tienen nada que ver con su sentido. Dejemos que el Señor de la vida nos hable, transforme, y nos haga instrumentos de su justicia, amor y entrega. Ella nos permitirá a todos pensar mejor en lo más conveniente para cada cual y para Chile.