Padre Hugo Tagle

Ya no basta bloqueador

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 15 de diciembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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La semana pasada se realizó en Lima una conferencia sobre el calentamiento global. Abunda la desconfianza en torno a los resultados de estas cumbres. Se multiplican las frases de buena crianza, los buenos propósitos, declaraciones medio vacías y falta de voluntad real de cambio. Pero el tiempo se agota. El Papa Francisco lo deja claro en un mensaje enviado a los participantes. La hora de actuar es ahora. "El tiempo para encontrar soluciones globales ante el calentamiento global se está agotando. Solamente podremos hallar soluciones adecuadas si actuamos juntos y concordes. Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar", dice en su mensaje.


Como humanidad, hace rato que vivimos de las rentas de nuestro agotado mundo. Solo tenemos esta única tierra. "Las consecuencias de los cambios ambientales, que ya se sienten de modo dramático en muchos estados, sobre todo los insulares del Pacífico, nos recuerdan la gravedad de la incuria y de la inacción".


La lucha eficaz contra el calentamiento global será posible únicamente con una responsable respuesta colectiva, que supere intereses y comportamientos particulares y se desarrolle libre de presiones políticas y económicas. No bastan bloqueadores solares de mayores grados. No bastan acciones individuales, por importantes que sean. Esto de tomar medidas para prevenir un colapso de la naturaleza es tan real como urgente. Hay que llegar a acuerdos que venzan la desconfianza y promuevan "una cultura de la solidaridad, del encuentro y el diálogo; que lleven a proteger el planeta y la familia humana", dice el Santo Padre.


Si queremos que nuestro futuro y el porvenir de las generaciones futuras no esté sembrado de catástrofes financieras, económicas, sociales, ecológicas; debemos cambiar nuestra manera de vivir, de consumir, de producir. Subirse al carro del discurso catastrofista es tan fácil como populista, pero es evidente que no hemos atendido a las señales angustiosas de la naturaleza y hacernos cargo del desastre ocasionado en ella.
Promovamos una cultura de valores que hagan posible el uso responsable de lo terreno: justicia, respeto y equidad. Y eso pasa por cambio de hábitos, tanto nacionales como personales.


Este es tiempo de Adviento, previo a Navidad. Tiempo propicio para crecer en aquellos valores que promuevan un real respeto al entorno. Comencemos por lo básico. Que nuestras celebraciones navideñas y de fin de año sean más austeras, respetuosas del medio ambiente, valorando lo propio y sencillo. Vivamos en lo local lo que soñamos para lo global. Antes de que sea tarde.

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