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Tipo de cambio en un mundo de reformas

Jaime Said

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Realmente la desaceleración o aceleración es lo único en común. Un tipo de cambio alto beneficia a la gran mayoría de Chile, sobre todo a quienes sustituyen importaciones o están en la cadena de exportaciones.

Así, la agricultura, la horticultura, los salmones, seguidos de la pesca extractiva, la celulosa, la minería, el turismo y los destinos dentro de Chile se tornarán más atractivos y competitivos. En realidad, todos los sectores productivos y de servicios nacionales entrarán en esta categoría. Quienes pierden son el retail y el consumo de bienes importados y lo hacen por varios frentes.

Por ejemplo, en China, la reforma expansiva externa se ha volcado a una interna acabando con el dumping al que estaban acostumbrados tanto exportadores del Asia como consumidores de Occidente. Segundo, el alza de los fletes y del tipo de cambio obliga a sustituir productos importados por nacionales. En el frente interno, el Sernac y sus ajustes a las tasas máximas de interés y comisiones por créditos de casas comerciales no reguladas harán lo suyo y los consumidores pedirán una reforma que las someta a las mismas normas de los bancos como entes emisores. Con esto se acabará el abuso conocido y se observará un consumo moderado tradicional en un ambiente de crédito regulado.

Pero no todo es tan malo. Aquellas casas comerciales y negocios industriales de comercio y de servicios que ya se expandieron en Latinoamérica se beneficiarán por la audaz diversificación subordinada a Chile que han conseguido a la fecha. Las inversiones efectuadas se contabilizan en el país y, por lo tanto, al ser esas expansiones en el exterior en moneda extranjera, éstas se consolidan en pesos chilenos en sus balances. Todo esto permite que los ajustes en Chile o el porcentaje minoritario expuesto en el mercado nacional se vea compensado por la diferencia que se produce por el alto tipo de cambio al consolidar sus balances.

A pesar de las reformas internas y de una mayor recaudación impositiva, los principales generadores del Producto Interno Bruto (PIB) -excluyendo la minería del cobre- son este tipo de empresas las que han logrado una expansión de sus inversiones hace años fuera de Chile. El tipo de cambio alto beneficiará la reconstrucción de los tejidos de la industria de bienes y servicios nacionales capaces de sustituir importaciones y de aquellos que permiten mejorar nuestra balanza comercial. Esto es importante por la actual dependencia concentrada en el cobre, esto es, si no empezamos a forzar antes la diversificación de las exportaciones no tradicionales nos dirigiremos a un rumbo de colisión.

Estos cambios estructurales deberían verse en una reducción de las importaciones, supliéndola por productos del mercado nacional y finalmente con un mejor perfil de la balanza de pagos. Como dato de reflexión, el tipo de cambio de hace diez años estaba por sobre los $ 750, hoy, en $ 600 pero si se diese el caso de un tipo de cambio por ejemplo de $ 850, esto traería una aceleración dinámica y sólida de nuestra economía, produciendo una fuerte expansión interna y externa. Por la mayor generación de divisas, mejoraremos sustancialmente nuestra balanza comercial y bajaríamos drásticamente los niveles de desempleo, dando por fin el empuje a nivel nacional de todas las PYME con la diversificación deseada.

Así pues, deberemos acostumbrarnos a las turbulencias, a colocarnos los cinturones de seguridad y prepararnos para los cambios de dirección de nuestra economía.

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