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Trump y el Acuerdo de París

Guillermo Ready Abogado Instituto Libertad

Por: Guillermo Ready | Publicado: Jueves 15 de junio de 2017 a las 04:00 hrs.
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La decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París no debiera causar sorpresa a nadie, considerando su discurso como candidato y su accionar posterior como presidente. El giro aislacionista en la política exterior estadounidense es ahora un hecho evidente.

Lo que sí resulta extraño son las justificaciones dadas por Trump para tomar una medida tan extrema. Estas razones se circunscriben, esencialmente, a su firme creencia de que el Acuerdo de París resultará perjudicial para la economía y los trabajadores de ese país.

Esta no es la primera vez que EEUU se rebela contra la acción internacional concertada en materia de cambio climático. Recuérdese la falta de ratificación del Protocolo de Kyoto del 97. Éste último, sin embargo, era un acuerdo vinculante que estableció metas específicas de disminución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) sólo para los países industrializados.

Esta diferenciación, en definitiva, creo tensiones tales que impidieron que algunos países, en particular Canadá y EEUU, pusieran en práctica el Protocolo.

Lo novedoso del Acuerdo de París reside justamente en la inclusión de todos los emisores relevantes de GEI, incluidos China y EEUU. Para lograr lo anterior, se reemplazó el sistema de metas fijas y obligatorias del Protocolo por las denominadas “Contribuciones Nacionalmente Determinadas” (CND), no vinculantes y modificables. Tal fue el costo de incluir a todos los países en el acuerdo.

Aquí puede citarse la primera objeción a la decisión de Trump: no parece lógico pagar el enorme costo político que significará para EEUU salirse del Acuerdo de París, cuando podría reformular su CND haciéndolo menos ambicioso, o poner un plazo más largo de cumplimiento. El CND de EEUU puso como meta la reducción de GEI entre 26% y 28% para 2025, tomando como base los niveles de emisión de 2005.

Otra razón adicional se refiere al factor económico: los costos de la industria de las ERNC son cada vez menores, y al promover al carbón como materia prima energética se estará apoyando una industria que viene en declive de hace décadas, al mismo tiempo que se estarán perdiendo empleos en la floreciente industria que provee insumos a las generadoras de ERNC, y por supuesto en esta última industria.

China se apresta a reemplazar a EEUU en el liderazgo en la materia, lo que resulta curioso si se recuerda la total falta de compromiso chino de rebajar sus emisiones de GEI en las negociaciones de Copenhague, en 2009.

Si al presidente Trump le interesa fortalecer su economía, crear empleos y hacer a América grande de nuevo, sin duda que la salida de París resultará contraproducente.

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