Editorial

Complejo momento para mandataria Dilma Rousseff

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Una economía recesiva con una alta de inflación y el escándalo de corrupción de la petrolera Petrobras han derrumbado la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff a sus mínimos a pocos meses de empezar su segundo período de gobierno en Brasil, mientras crece la convocatoria para una jornada de protestas en una treintena de ciudades del país este domingo.


A las puertas de las manifestaciones, Rousseff ha reconocido que el país enfrenta una desaceleración, pero ha destacado que el panorama va a mejorar y ha prometido los mejores esfuerzos para que las señales de recuperación comiencen a aparecer a fin de año. Además, ha defendido las medidas de ajuste fiscal y ha pedido el apoyo de las empresas.


Esta semana, el sondeo semanal Focus que prepara el Banco Central de Brasil mostró que los economistas volvieron a reducir sus proyecciones sobre la actividad de la mayor economía latinoamericana a una contracción de 0,66% en 2015, mientras que los pronósticos para la inflación de acuerdo con las respuestas de los especialistas consultados subieron a 7,77%. Se trata, por cierto, de una proyección de precios internos muy por encima del objetivo del instituto emisor brasileño.

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