Editorial

Desaceleración y recursos a I+D

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Una de las secuelas que está teniendo la desaceleración “un tanto más profunda y un tanto más prolongada” que vive la economía local es una mayor reticencia de las empresas a destinar recursos a I+D e innovación. De acuerdo con ejecutivos ligados a estos ámbitos, ya se percibe una menor propensión a realizar alianzas y explorar nuevas soluciones que involucren apuestas de este tipo, estimándose que sólo las empresas que cuentan con una mayor trayectoria en materia de innovación se mantendrían sin cambios, universo que, en todo caso, se estima abarca sólo al 10% de las grandes compañías del país.

Puesto en perspectiva Chile ya está al debe en estas dimensiones, con una muy baja tasa de inversión en I+D e innovación como porcentaje del PIB. De ahí que la expectativa de que el gasto se reduzca sea un tema de doble preocupación, ya que no sólo vendría a complicar un cuadro que ya es deficitario, sino que sería sintomático de una inadecuada manera de abordar la coyuntura. Puede ser entendible que en un cuadro de incertidumbre las empresas prefieran ajustar gastos, pero lo que no parece razonable es que ello se haga echando mano de ítemes que en términos absolutos no involucran montos significativos y que, en cambio, tienen un retorno potencial que merecería mantenerse vigente justamente como una buena forma de enfrentar las condiciones menos halagüeñas.

En esto, el sector privado y corporativo no debiera perder la perspectiva, en tanto que el Estado debiera seguir reforzando las señales tendientes a consolidar en el país una cultura innovadora más robusta y menos permeable a cambios a condiciones económicas circunstanciales.

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