El Banco Central y el ritmo de la ejecución fiscal

Un punto interesante puso sobre la mesa el vicepresidente del Banco Central, Manuel Marfán, quien el viernes pasado expresó su deseo de que el “abultamiento” de la ejecución fiscal observada a fines del año pasado no se repita.

Bajo su óptica, lo mejor es que la política fiscal tenga un carácter predecible y, en ese entendido, se ajuste a las metas planteadas para el mediano plazo. Esto, en el caso de la actual administración apunta a transitar desde un escenario estructural de déficit a uno de superávit hacia 2014 y que, según destacó el economista, se ha ido cumpliendo.

El punto de vista de Marfán guarda coherencia con lo expuesto por análisis prevalecientes en el mercado local, que leyeron el salto del gasto público de fines del año como un ruido para la economía local. Dicha variable creció 7,2% real en 2011 frente a 2010, pero en diciembre puntualmente subió cerca de 30%.

Lo anterior, por lo demás, en un marco donde hubo permanente inquietud en el sector privado sobre la subejecución presupuestaria, considerando lo que se percibía como lenta reconstrucción; a lo que en el segundo semestre se sumó una cierta incertidumbre por la debilidad económica externa.