Editorial

El debate sobre el crecimiento

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Una gran controversia ha originado el planteamiento del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, sobre las causas del bajo crecimiento, relacionadas al estancamiento del desarrollo exportador y a una pérdida del impulso creativo de los empresarios. Más allá de la postura que finalmente domine, la discusión es positiva, ya que pone el foco en lo que debería ser el centro de las políticas públicas: retomar la exitosa senda de desarrollo de las últimas cuatro décadas.

Es efectivo que Chile tiene problemas de productividad hace más de una década. De hecho, medido en quantum, el crecimiento de las exportaciones se redujo de 8,7% promedio anual en la década del 90 a 3,7% en la década pasada y a 1,2% en los últimos seis años. En los tres años de este gobierno el problema se ha profundizado, con una caída anual de 0,5%. Sin embargo, el resultado exportador es función de las condiciones de competitividad de la economía, por lo que si, como plantea el ministro, este problema lleva tiempo, parece un contrasentido haber implementado un programa de reformas con un evidente sesgo antiproductividad. En el contexto descrito, una reforma tributaria que castiga el ahorro y desincentiva la inversión es claramente inapropiada. El resultado está a la vista; la tasa de ahorro en 2016 fue la más baja de las últimas tres décadas, y la inversión lleva tres años consecutivos de caída. Tampoco parece razonable una reforma laboral que busca ligar las remuneraciones de los trabajadores al poder de presión de los sindicatos, y no a la productividad laboral. En definitiva, las exportaciones han perdido impulso, pero las reformas del gobierno, en vez de atacar el problema, lo han acentuado.

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