Editorial

En discusiones complejas, “calma y tiza”

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La tramitación tributaria en el Congreso, que ya se inició, y la previsional, que partirá en algunas semanas más, han provocado no poca inquietud en una serie de actores directa o indirectamente involucrados, lo que hace prever un debate intenso y probablemente más prolongado de lo que desearía el Gobierno, de cara a su agenda política de corto y mediano plazo. Ante ello, el ministro de Hacienda ha dejado entrever cierta disposición a acoger sugerencias y abrirse a posibles cambios en ambos proyectos legislativos, lo que sin duda es la actitud adecuada para enfrentar temas complejos.

Es bienvenida la disposición de Hacienda a abrirse a posibles cambios en proyectos legislativos como el tributario y el previsional.

Entre ellos se encuentra, por ejemplo, la definición de impuestos especiales sobre la minería, donde una discusión apresurada o impregnada de juicios de valor podría llevar no sólo a perder competitividad para atraer inversiones en esa industria estratégica para Chile, sino también a establecer un sistema tributario que llegase a cobrar impuestos a pesar de que, eventualmente, un bajo precio del cobre generara pérdidas a los cuartiles de costos más elevados de la minería que opera en el país.

La reforma previsional genera aun mayor dificultad, ya que tanto los presidentes Bachelet como Piñera enviaron al Congreso sendas reformas al sistema de pensiones que no lograron el consenso requerido y, finalmente, fracasaron en su trámite. Así, las declaraciones del jefe de Hacienda sobre la factibilidad de permitir la gestión privada de los fondos previsionales, así como el rol de una parte de las cotizaciones adicionales en la capitalización, han sido muy bien recibidas. Esto, no solo por su efecto en el mercado de capitales de largo plazo, sino también después de los juicios emitidos por parte de un grupo de exconstituyentes, que no solo implicaban un daño sustancial a dicho mercado, sino probablemente condenar a generaciones de chilenos a la pensión mínima.

De esta manera, la actitud de “calma y tiza” que ha exhibido el ministro en estos temas es bienvenida, y se suma a la intención de mantener bajo control el impulso fiscal y enfrentar la irrupción de asuntos delicados -como el CAE- desde algunos ministerios sectoriales.

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