Editorial

Expectativas de inflación a la baja

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Una de las consecuencias relevantes del retroceso del precio del dólar es que reduce significativamente las presiones inflacionarias, entre otras cosas por su impacto en el valor de importaciones con peso en nuestra economía, como la tecnología, los vehículos y el petróleo, con su derivado en el transporte.

En la medición del IPC, el 56% de la canasta de productos tiene algún grado de exposición al dólar.

El impacto de la apreciación del peso es particularmente notorio en un mes como el actual, en el que los gastos de Fiestas Patrias suelen disparar los precios de varios productos asociados a las celebraciones. Esta vez, sin embargo, el mercado está trabajando con una expectativa de inflación de entre 0,2% y 0,3%, baja en comparación con la mayoría de los años anteriores.

Independiente de lo llamativo de este registro y lo positivo que es para la economía de las familias, es clave determinar qué tan persistente será la caída del precio del dólar porque ello sí puede tener alta incidencia en la trayectoria de la economía en plazos más largos. Y en esto son varios los factores que influyen. Entre ellos, cuánto dure la debilidad global de la divisa estadounidense; la evolución del precio del cobre y la recuperación de la actividad económica en Chile.

Entre los analistas no hay consenso. Unos apuestan a una baja persistente que puede llevar el precio a niveles de $ 600, mientras otros esperan un rebote hasta $ 650. En lo que sí hay acuerdo, es en que la tasa de política monetaria no registrará cambios en la reunión del Consejo del Banco Central de mañana jueves, con lo cual acumularía su quinto mes consecutivo en 2,5%.

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