Extensión del período presidencial
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Expertos de distintas áreas han planteado la necesidad de debatir respecto de los costos que podría tener en materia de reformas estructurales el que país cuente con un régimen de período presidencial de cuatro años sin reelección. Diversos especialistas estiman que desde que se estableció este sistema con ocasión del primer gobierno de Michelle Bachelet ha habido un estancamiento en esta dimensión, apuntando que los incentivos políticos en un período presidencial de cuatro años sin reelección favorecerían el privilegiar objetivos cortoplacistas que permitan exhibir resultados inmediatos.
Sin validar como premisa que los países requieran realizar permanentemente reformas estructurales, sí parece válida la hipótesis de que un período presidencial corto no permite el desarrollo de políticas de Estado cuyos resultados se hagan realidad en el largo plazo. Lo anterior, tanto porque la propia administración gobernante no tendría los incentivos, como porque para la oposición podría resultar políticamente atractivo el bloqueo de iniciativas que siendo provechosas para el país, podrían representar una alta rentabilidad electoral para el oficialismo.
La ampliación del período presidencial a cinco o seis años o la posibilidad de reelección inmediata en el caso de mantener los cuatro años, son las alternativas más razonables a explorar, alternativas que se deben analizar considerando que su aplicación rija a contar del siguiente período presidencial y al margen de las conveniencias de corto plazo. En el caso de EEUU, por ejemplo, la enmienda que limitó los mandatos a dos períodos sucesivos data de 1951 y desde entonces no ha sufrido cambios.