La seguridad informática, prioridad país
- T+
- T-
i es cierto que Chile —sus autoridades, empresas y ciudadanos— se toma en serio los riesgos asociados al cambio tecnológico acelerado que estamos experimentando como sociedad, lo ocurrido el viernes debería marcar un antes y un después en la manera de dimensionar, y enfrentar, la seguridad informática.
Hace cuatro días, en dos incidentes al parecer no relacionados, fueron atacadas por un virus informático diversas grandes empresas, así como los sistemas computacionales en distintas reparticiones del Estado, entre ellas el Ministerio del Interior, la Presidencia de la República, el Registro Civil y el Instituto de Previsión Social.
En el primer caso, la rápida detección del “malware” instalado en los sistemas de las empresas, y luego la efectiva coordinación entre éstas, los bancos, la Asociación de Bancos y la Superintendencia del área, permitieron detener la infiltración y acotar sus daños. En el segundo, la unidad gubernamental a cargo de la seguridad informática coordinó la respuesta al ataque contra las instituciones públicas mencionadas.
El gobierno ya presentó al Congreso un proyecto que sanciona delitos informáticos y que se discute en el Senado (y sobre el cual la Corte Suprema ha expresado algunos reparos). En paralelo, trabaja en la redacción de una iniciativa sobre seguridad informática en el sector financiero, y que el ministro de Hacienda ha dicho estar “tratando de apurar” a la luz de lo ocurrido la semana pasada. En espera sigue un proyecto global de ciberseguridad que abarque no sólo a las finanzas.
Si a esto se suman los ciberataques contra la banca del año pasado, es evidente que la seguridad informática se ha convertido en un tema de importancia genuinamente estratégica, pues pone en peligro al sistema económico y gubernativo, es decir, a la seguridad nacional. Que esto ocurra en un año legislativo ya muy recargado de reformas estructurales es, sin duda, muy inconveniente, pero no debe impedir que esta amenaza sea vista como lo que es: una prioridad de primer orden.