Editorial

Ratificación del TPP11: una costosa dilación

La tensión en el oficialismo actúa en detrimento del interés nacional.

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La demora de Chile en ratificar el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico -conocido como TPP11 o CPTPP- sólo puede entenderse por razones político-ideológicas que no tienen relación directa con las consecuencias prácticas de que el país se sume a un acuerdo comercial que abarca a 500 millones de personas y más del 12% del PIB mundial, y al cual desean sumarse economías tan desarrolladas como las de China, Gran Bretaña, Corea del Sur y Taiwán.

Los actuales 11 países miembros firmaron el tratado en Chile en 2016, cuando la entonces Presidenta Michelle Bachelet lo describió como “ambicioso, moderno, con visión de futuro y que con creatividad incorpora las nuevas temáticas del comercio internacional”. En efecto, además de aspectos estrictamente arancelarios, el acuerdo incorpora cláusulas sobre medio ambiente, estándares laborales y protección intelectual, entre otros, de ahí el título de “integral y progresista”.

Si bien la Cámara de Diputados lo aprobó en 2018, desde entonces sigue pendiente el pronunciamiento del Senado, pese a decenas de solicitudes de urgencia durante la pasada administración y al respaldo al acuerdo por parte de un amplio abanico de expertos, gremios, ex autoridades y líderes parlamentarios. El actual Gobierno, pese a que el propio Presidente Boric y algunos ministros se opusieron al TPP11 siendo diputados porque entonces cuestionaban la estrategia de inserción comercial internacional del país –y a que inició su gestión expresando reparos y planteando medidas condicionantes como “consultas ciudadanas”-, se muestra hoy dispuesto a destrabar el proceso.

En buena hora. Sin embargo, la búsqueda de un consenso a favor del tratado entre las dos coaliciones que apoyan al Gobierno arriesga ser una nueva piedra de tope. En una de ellas, Apruebo Dignidad, el Partido Comunista ya anunció el rechazo por adelantado; en el Socialismo Democrático parece haber más espacio para avanzar, sin que haya garantías.

Esta tensión en el oficialismo actúa en detrimento del interés nacional, que claramente está alineado con la ratificación del TPP11, más allá de los aspectos susceptibles de debate, como la solución de eventuales controversias entre el Estado chileno e inversionistas extranjeros. El actual viaje del Presidente Boric a la ONU puede ser una oportunidad de abordar esta temática.

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