Editorial

Señales desde la cuna del modelo económico

Finalmente, la empresa china Huawei se desistió de su intención de comprar patentes por US$ 2 millones de la norteamericana...

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Finalmente, la empresa china Huawei se desistió de su intención de comprar patentes por US$ 2 millones de la norteamericana 3Leaf, evitando una incómoda intervención al presidente Barack Obama. Con anterioridad, un organismo de gobierno había rechazado la operación del gigante de las telecomunicaciones asiático, alegando un efecto negativo en la seguridad nacional.



Con 22 años de existencia, Huawei se ha posicionado como una de las firmas líderes en provisión de equipos de comunicaciones, abasteciendo a más de 35 de los mayores operadores mundiales de telecomunicaciones, incluyendo -por cierto- a empresas del rubro en Chile. Forbes la incluyó dentro de su ranking de firmas más respetadas del mundo.

Pero ninguno de esos pergaminos resultó suficiente como para romper las barreras proteccionistas del sistema estadounidense o, precisamente, fue ese posicionamiento y potencial el que, traducido en supuestos impactos para la seguridad nacional, terminaron por truncar el “sueño americano” de Huawei. Nada nuevo para los chinos, que en el pasado ya habían recibido igual sentencia ante sus intenciones de adquirir 3Com. Los hechos tampoco deben haber sorprendido a las autoridades asiáticas, porque otras empresas de su país han vivido experiencias similares con sus planes de expansión.

Estados Unidos, en todo caso, no es el único mercado que pretende echar mano del proteccionismo para sostener, quizá inutilmente, las presiones del mercado global. La misma China y las autoridades europeas han sugerido la implementación de unidades encargadas de revisar los procesos de inversión extranjera.

Mala noticia para los países que, como Chile, han centrado en la integración y apertura de los mercados internacionales su estrategia de desarrollo. Las medidas proteccionistas, con mayor o menor argumento, y el mañoso manejo de sus límites, forman parte de las preocupaciones del sector exportador. Lo saben, por ejemplo, los productores frutícolas, afectados ahora por una nueva interpretación estadounidense que terminaría por adelantar la vigencia de los denominados marketing order.

La apertura de los mercados y la defensa del libre comercio constituyen elementos que deben estar siempre presentes en la agenda de prioridades diplomáticas de nuestro país, tanto para asuntos que directamente nos afectan, como para representar planteamientos en momentos de incertidumbre. Tenemos un ejemplo que mostrar en la materia y un modelo por defender.

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