Opinión

¿Empresa versus sociedad?

Patricia Andrighetti

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Lucro, capitalismo, empresa. No son pocos los que enarcan las cejas al escuchar estas palabras. Incluso para algunos significan casi lo mismo que corrupción, estafa o explotación. En parte esto se produce por la prédica de odio de clases o las caricaturas sociales, pero también han habido eventos recientes y no tan recientes que avalan esa percepción. Desde la utilización de información privilegiada hasta la explotación infantil, existe una larga lista de acciones, legales e ilegales, que han ido desprestigiando a este sector de la sociedad. Y lo más grave, es que quienes salen perjudicados son las personas más vulnerables.



Todo lo anterior son datos, pero también es un hecho que las injusticias suceden en todos los ámbitos: un doctor negligente, un abogado poco ético o una profesora que maltrata a sus alumnos ilustran muy bien esta situación. Y así como esas otras profesiones pueden llegar a hacer un gran aporte a nuestro país, lo mismo sucede con el mundo empresarial.

Un empresario puede hacer mucho bien si se lo propone. El punto está en que no olvide que detrás de toda gran empresa existe un gran equipo humano. Es necesario dar el espacio en nuestra sociedad para que exista el emprendimiento y la posibilidad de crear nuevas formas de sustento, siempre fortaleciendo a quienes hacen posible esto, los trabajadores y las familias.

Y lo que se ha dicho hasta el cansancio vale para este tema también, porque el lucro no es malo en sí mismo, sólo lo es cuando vulnera la dignidad de la persona o cuando se perjudica a otro. Pero no solamente el afán de lucro puede mover la actividad empresarial, sino que se requiere una constante motivación por el emprendimiento, la creación de oportunidades de empleo y un consistente aporte al desarrollo económico nacional.

Pero para que esto sea posible, existe la necesidad imperiosa de una sólida base ética en nuestros empresarios y comerciantes. Sin ella, la empresa pierde su norte y se cometen los abusos antes mencionados. Las grandes empresas son aquellas que además de cumplir las leyes, tienen como primera prioridad los derechos de sus trabajadores y clientes. Para ellas el sueldo mínimo no es una exigencia legal, sino que siempre procuran un sueldo justo; un trabajador enfermo no es una carga, sino una preocupación.

Es necesario que el empresario se haga cargo de esa responsabilidad social que tanto se habla hoy en día, y no de un mero asistencialismo que se acaba en un fin de semana: se trata de una preocupación por el otro que se debe traducir en el día a día de la empresa. La mayor vocación de un empresario es y debe ser crear empleos, facilitar el desarrollo de los trabajadores y sus familias. Por eso Chile sigue necesitando muchas empresas y nuevos y numerosos emprendedores.

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