La aprobación del presidente brasileño, Michel Temer, cayó en julio a mínimos históricos, mostró ayer una encuesta de CNI/Ibope. La popularidad del mandatario se ha derrumbado por una serie de ajustes que ha impuesto a la economía después de la sustitución de su predecesora Dilma Rousseff, y por los testimonios que lo involucran en escándalos de corrupción.
Los datos publicados por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) mostraron que solo un 5% de los brasileños considera “bueno” el gobierno de Temer, la mitad de la cifra de marzo, mientras que un 70% lo califica como “malo” o “muy malo”. A la vez, solo uno de cada diez ciudadanos tiene confianza en el mandatario, en comparación con casi un tercio de los encuestados a principios de su gobierno en junio de 2016.
Según el gerente ejecutivo de investigación y competitividad de la CNI, Renato de Fonseca, el avance negativo de Temer se debe a la crisis económica y a las declaraciones de los ejecutivos de JBS, el gigante brasileño de los alimentos, que lo involucran directamente en casos de corrupción. “Ciertamente el caso JBS fue uno de los factores que determinaron ese empeoramiento”, afirmó.
Tras una denuncia ante el tribunal supremo por el delito de corrupción pasiva, la próxima semana el Congreso decidirá si Temer será procesado en un juicio político, lo que pone en duda su agenda de reformas, que hizo que la inflación bajara a mínimos en 18 años a mediados de julio.
Mientras tanto, su gabinete está buscando fuentes adicionales para recortar gastos y cumplir con sus planes de ajustes presupuestarios. Así, el gobierno confirmó ayer el recorte de 5.900 millones de reales (US$ 1.870 millones) anunciado la semana pasada, siendo el más golpeado el programa de aceleración del crecimiento que financia las obras de infraestructura.
Además, el miércoles en la noche, la secretaria del Tesoro del país, Ana Paula Vescovi, afirmó que está considerando postergar un aumento de sueldo a los empleados públicos aprobado anteriormente, que costaría al gobierno 7.100 millones de reales (US$ 2.250 millones).
Nuevas detenciones
En tanto, el caso de corrupción en la estatal Petrobras (conocido como operación Lava-Jato) sigue sumando víctimas. Ayer, la policía del país detuvo al exjefe ejecutivo de la petrolera y expresidente del Banco do Brasil, Aldemir Bendine, acusándolo de haber recibido 3 millones de reales de la constructora Odebrecht –también involucrada en casos de corrupción- para que “no fuera dañada” por Lava-Jato.
Las acusaciones se basan en la delación compensada de Marcelo Odebrecht, exjefe ejecutivo de la constructora, quién señaló además que siendo el presidente del Banco de Brasil, Bendine había pedido 17 millones de reales para autorizar el refinanciamiento de un crédito a una unidad de Odebrecht, lo que le fue rechazado.
En un caso separado el Ministerio Público acusó ayer al exdiputado Eduardo Cunha y otras once personas de fraude en un fondo de pensión, exigiendo una indemnización de 22 mil millones de reales.
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