Nueve años después de la primera cumbre de líderes del G20 –que se realizó en Washington con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, como el más importante del momento–, la cita de este 2017 en Alemania no posiciona de igual forma a Donald Trump.
Mientras el republicano promueve a “EEUU primero”, la mayoría de sus contrapartes busca mayor integración para hacer frente a los asuntos globales. Ello ha llevado a que las relaciones exteriores de la Casa Blanca sigan tornándose cada vez más complicadas y este fin de semana no fue la excepción.
En una conversación telefónica entre Trump y su par chino, Xi Jinping, ambos líderes discutieron los temas más polémicos para ambas naciones: Taiwán, Corea del Norte, las importaciones de acero y el Mar de China Meridional.
Tras la llamada, Xi advirtió a su homólogo estadounidense sobre los “factores negativos” que siguen emergiendo entre ambas administraciones que hacen escalar los roces bilaterales.
También hubo conversaciones del líder republicano con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, a solo días de que se inicie la cumbre del G20 en Hamburgo, donde se hará más visible la disputa por el liderazgo mundial.
“Factores negativos”
Además de las tensiones de EEUU con Rusia y con Europa –especialmente con Alemania con quien difiere sobre el proteccionismo comercial–, los contactos diplomáticos con China no logran avanzar.
Inicialmente, Trump llamó a Xi Jinping para discutir el poco avance que han tenido las gestiones de Beijing para frenar el programa nuclear de Corea del Norte, pero el intercambio escaló a otros términos.
El líder asiático le dejó claro a su par estadounidense que “las relaciones también se ven afectadas por algunos ‘factores negativos’”, producto de las políticas de la Casa Blanca, y que ambos gobiernos deberían trabajar en conjunto según el consenso alcanzado en Mar-a-Lago en abril.
Sus palabras se produjeron precisamente luego de que se conociera la movilización de buques y aviones de combate por parte de Washington cerca de las islas Paracelso, hecho que fue calificado por Beijing como “una seria provocación política y militar”.
Esto se suma al anuncio de Trump a fines de la semana pasada de imponer restricciones a las importaciones de acero desde China y aplicar sanciones al Banco de Dandong por sus supuestos vínculos con Corea del Norte. En esa oportunidad, además, se confirmó la venta de un nuevo paquete de armas para Taiwán por US$ 1.400 millones que generó duras críticas desde Beijing.
El llamado de Xi es el primer reconocimiento de las tensiones entre las dos mayores economías del mundo, días antes de la cumbre de Alemania.
Creciente amenaza
En sus dos llamadas telefónicas de ayer, Trump enfocó sus esfuerzos en buscar apoyo para hacer frente a la creciente amenaza que supone el programa nuclear de Corea del Norte.
Con el premier japonés, Shinzo Abe, coincidió en que están preparados “para defender y responder a cualquier amenaza o acción que tome Corea del Norte” y ambos subrayaron su “unidad con respecto a aumentar la presión sobre el régimen para cambiar este peligroso camino”.
En tanto, tras la conversación con Xi, “ambos líderes reafirmaron su compromiso para desnuclearizar la península coreana”, según reveló la Casa Blanca en un comunicado.
Contactos previos
Así, Donald Trump ha empezado a preparar el terreno antes de su arribo a Hamburgo y, en un intento por suavizar los roces con otras naciones, se ha planteado entablar más conversaciones telefónicas.
Según la Casa Blanca, el presidente llamará a la anfitriona Angela Merkel y al primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, y por el momento no incluye en su lista al mandatario francés, Emmanuel Macron, con quien ya habló la semana pasada.
Por ahora, además, mantiene su agenda de encuentros bilaterales al margen de la cumbre con sus pares de China, México y Rusia, y este último dijo ayer que espera que el primer encuentro entre ambos líderes pueda dar un buen comienzo a las relaciones bilaterales para comenzar a abordar los temas más espinosos.
De esta manera, la sombra de Corea de Norte y la intempestiva forma de negociar de Trump serán determinantes en cuanto al poder y posición que tendrá EEUU en los meses y años por venir.
De "amigo" a "socio"
Las tensas relaciones entre Alemania y EEUU dieron ayer un nuevo paso, luego de que la base política de la canciller germana, Angela Merkel, cambiara los términos con los que describía la relación entre Berlín y Washington.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) eliminaron el término "amigo" del programa con el que la autoridad pretende asegurar su reelección en septiembre y pasaron a considerar a EEUU como un "socio". "Los tiempos en que podíamos contar completamente con otros están, hasta cierto punto, en el pasado", reza el texto.
En 2013, la primera economía de Europa consideraba a EEUU "el amigo más importante" para la nación fuera del continente, y la "amistad" con la Casa Blanca era la "base" de las relaciones internacionales de Berlín.
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