El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó la cumbre del G20 del fin de semana como un "éxito maravilloso" e incluso felicitó, a través de Twitter, a la canciller alemana, Angela Merkel, por la organización. Pero el mandatario tiene poco que celebrar.
Días antes de llegar a Hamburgo para el encuentro, Trump dejaba clara su agenda: la amenaza creciente de Corea del Norte, los malos acuerdos comerciales de EEUU y el envío de acero a bajo costo, que amenaza la industria de su país.
Nada de eso quedó plasmado en el comunicado final del G20. En cambio, los líderes reafirmaron los avances contra el cambio climático al calificar de "irreversible" los acuerdos de París de 2015, pese a que Trump señaló que abandoría el pacto hace un mes.
Lo que perdió la Casa Blanca en liderazgo, lo ganó China, que en esta cumbre logró más avances que en las anteriores. El presidente Xi Jinping se reunió con la canciller Merkel y el presidente ruso, Vladimir Putin, y sus encuentros terminaron con avances concretos: firmó acuerdos de inversión y cooperación que aumentan la influencia de su país en occidente.
Para Merkel, la cumbre dejó un sabor agridulce. La canciller fue capaz de mantener un relativo ambiente de calma en el encuentro de dos días e impulsó un comunicado final, lo que no había ocurrido en la cumbre anterior del G7. No obstante, fue cuestionada en su país por las protestas que rodearon el evento, lo que podría tener consecuencias para su imagen, ad portas de las elecciones generales de septiembre.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, y Trump mejoraron el estado de las relaciones y lograron consensuar un alto al fuego en el sudoeste sirio. No obstante, no hubo avances en las sanciones que Washington ha impuesto a empresas e individuos rusos desde la invasión a Ucrania, ni acuerdo sobre la intervención del Kremlin en la campaña presidencial estadounidense, ni declaraciones sobre Corea del Norte.
En el encuentro, la Casa Blanca no se cerró a aplicar aranceles a la importación de acero, lo que, de establecerse, podría dar pie a una guerra comercial entre las grandes economías.
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