Ayer la ciudad de Davos, en Suiza, fue escenario de la inauguración del Foro Económico Mundial (WEF, su sigla en inglés) en el que palabras como “populismo”, “proteccionismo” o “incertidumbre” marcaron la jornada y en el que China apareció en el escenario –que antes dominaban Estados Unidos, el Reino Unido o el Fondo Monetario Internacional– para consolidar su liderazgo a medida que la primera economía del mundo se encierra en sus propias fronteras.
Durante el discurso de apertura del evento –que coincidió con la primera vez en la que un jefe de Estado del gigante asiático participa en la cita anual de políticos, empresarios y banqueros–, el presidente Xi Jinping lanzó duras advertencias en contra del proteccionismo y rechazó las críticas en contra de la globalización que han impulsado Donald Trump y otros populistas occidentales.
“El proteccionismo es como encerrarse en un cuarto oscuro, que pudiera dar la sensación de que ayuda a escapar del viento y la lluvia, pero también bloquea la entrada del sol”, dijo.
Aunque en ningún momento nombró al futuro ocupante de la Casa Blanca, en reiteradas oportunidades pareció dirigir su mensaje al magnate, quien ha prometido altos impuestos a bienes de China y México. “Nadie resulta ganador en una guerra comercial”, apuntó.
Paradójicamente, el líder del Partido Comunista de China defendió –en la sede espiritual del capitalismo– el orden liberal económico mundial, y pidió a la élite empresarial y política enfrentar los problemas de la globalización sin apartarse de las tendencias económicas que han alimentado décadas de crecimiento. Los líderes, a su juicio, tienen la responsabilidad de mejorar la regulación, reducir la desigualdad y aliviar los “excesos” de la globalización.
De esta manera, Xi utilizó la plataforma del WEF para dibujar un contraste frente a la creciente incertidumbre por la llegada de Trump este viernes a Washington y para presentarse como un importante estadista internacional.
Cruce de opiniones
En un tono más conciliador y buscando calmar el nerviosismo relacionado a Trump, Anthony Scaramucci, miembro del Comité Ejecutivo para la Transición, aseguró en entrevista a Bloomberg desde Davos que el futuro jefe de Estado más bien “representa una esperanza para la globalización”.
Además, negó que EEUU desee una guerra comercial con China, pero aclaró que sí quiere hacer los acuerdos más simétricos en beneficio de los trabajadores locales, y que Beijing debe tenerlo en cuenta.
En tanto, la única representación en el WEF de la administración de Barack Obama, el secretario de Estado John Kerry, defendió ayer al gobierno saliente al asegurar que se siente “orgulloso de su trabajo”.
Kerry consideró que al nuevo gobierno se le hará muy difícil dar marcha atrás a muchos de los logros ya alcanzados –como por ejemplo el acuerdo con Irán sobre el programa nuclear– e incluso robó risas de los presentes al considerar que si Trump lo intenta podría no terminar sus cuatro años de mandato.
Otra crítica fuerte hacia Trump surgió desde el premio Nobel de Economía 2011, Joseph Stiglitz, quien al margen del Foro auguró el fracaso de la política económica del futuro mandatario. “No funcionará, no lo creo. Él no entiende que la magnitud del déficit comercial depende de la macroeconomía. Sus propuestas de impuestos aumentarán el déficit fiscal”, explicó.
Apertura china
Mientras, Beijing se prepara para seguir abriendo sus puertas, aunque algunos diplomáticos han alertado que la retórica pro globalización de Xi se contrapone a las políticas proteccionistas que realmente se implementan en el país. Ayer, el Consejo Estatal de China anunció que relajará aún más los sectores de minería, infraestructura, servicios y tecnología para la inversión extranjera. “China mantendrá sus puertas abiertas”, dijo Xi y agregó: “esperamos que otros países también lo hagan para recibir a inversionistas de nuestra nación”.
Ejecutivos y expertos evaluaron el papel de bancos centrales
Ejecutivos y expertos debatieron ayer, en uno de los paneles del Foro Económico Mundial, el papel que deben desempeñar los bancos centrales: si enfocarse en su principal mandato de control de la política monetaria o entrar también en el terreno fiscal.
Entre los especialistas reunidos estaban el presidente del Banco Nacional Suizo, Thomas Jordan; el presidente de UBS, Axel Weber; la directora general de M&G Investments, Anne Richards; y el asesor del presidente electo de EEUU, Anthony Scaramucci.
Todos coincidieron en que si bien las entidades financieras podrían no estar inyectando tanto estímulo monetario a medida en que aumenta la inflación, están muy lejos de regresar a la normalidad.
"Si alguien cree que estamos en medio de una normalización de las tasas de interés, francamente no es así", dijo Scaramucci, creador del fondo Skybridge Capital que, por cierto, vendió ayer para desprenderse de sus activos antes de la toma de posesión de Donald Trump.
En tanto, Weber fue firme al apuntar que los bancos centrales deben recuperar su razón inicial de ejecutar la política monetaria y dejar en un segundo plano el diseño de la política fiscal, mientras que Richards, aseguró que ambas medidas "deben ir de la mano".
Para el banquero suizo la fase de expansión monetaria "es demasiado expansiva", y el momento actual pide otras iniciativas.
"La normalización de la política monetaria no va a suceder. Lo más probable es que veamos a la Fed en algún momento suavizando el ritmo y moviéndose menos sobre la base de las tasas de interés", dijo Weber.
En tanto, Jordan destacó que era "una señal positiva" que la Reserva Federal empezara a elevar las tasas y dijo: "esperaría que en todos los bancos centrales, especialmente en EEUU, el movimiento sea gradual".
Brasil rebajará proyección del PIB para 2017
Desde Davos, el ministro de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles, dijo ayer que su país va a revisar su estimación de crecimiento para 2017 luego de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortara su proyección para el desempeño de la economía de la nación a niveles cercanos al estancamiento.
Según el ministro, la cifra será un "número bajo debido a la profunda recesión". Sin embargo, aseguró que "habrá que esperar para ver" si el nuevo dato va en línea con las previsiones del FMI.
El lunes, el Fondo estimó que Brasil crecerá apenas 0,2% este año, por debajo del 0,5% previsto por los economistas consultados por el Banco Central de Brasil.
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