El presidente de Brasil, Luiz
Inácio Lula da Silva, sancionó hoy una ley que fija las metas de
reducción de dióxido de carbono que presentó en la Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague, pero que ablanda algunos de sus
compromisos sobre medioambiente, informaron fuentes oficiales.
La ley fijó el objetivo de reducir las emisiones entre un 36,1% y
un 38,9% hasta 2020 con respecto a los niveles de 1990, principal
compromiso de Brasil, que exigirá a su vez reducir en un 80% la
deforestación de la Amazonía, principal fuente de contaminación del
país.
Lula introdujo tres modificaciones para ablandar la ley tras una
reunión con los ministros de Minas y Energía, Edison Lobão, y de
Medio Ambiente, Carlos Minc, según afirmó éste a periodistas.
Uno de los vetos elimina el compromiso del país de "abandonar
paulatinamente" el uso de combustibles fósiles, como estaba recogido
en el artículo 10 del texto legal.
Minc argumentó que el estímulo de las energías limpias no se
opone "necesariamente" a dejar de usar fuentes no renovables como el
petróleo.
Lula también eliminó el veto al financiamiento público de
proyectos de represas hidroeléctricas de gran tamaño, con el que se
pretendía beneficiar la construcción de unidades más pequeñas y
menos agresivas con los bosques.
Ese veto podría dificultar la construcción de proyectos como el
de la central de Belo Monte, polémica represa proyectada en plena
selva amazónica, que será la tercera mayor del mundo con una
potencia de 11.233 megavatios.
El tercer cambio en la ley permitirá que el Gobierno pueda
retener y dejar de gastar parte del presupuesto destinado al combate
del cambio climático.
El texto original prohibía cualquier recorte en el presupuesto
destinado a la reducción de emisiones, pero la Abogacía General de
la Unión señaló que una ley ordinaria, como la sancionada hoy por
Lula, no puede limitar el uso del presupuesto.