Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

Chil(e)cot

Padre Raúl Hasbún

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 8 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.

Durante siete años, Sir John Chilcot lideró una indagación oficial sobre los argumentos invocados por el Primer Ministro Tony Blair para justificar la participación de su país en la guerra ofensiva contra Irak. Las conclusiones, contenidas en 12 volúmenes y publicadas anteayer por Chilcot, son lapidarias: 1) la política sobre Irak se basó en datos de inteligencia defectuosos y en asesoría legal errónea; 2) la invasión del país árabe no era el último recurso disponible, ni estaban agotadas las opciones para una solución pacífica; 3) el acuerdo bélico con EEUU, cimentado en un "estaré siempre contigo, pase lo que pase", (carta de Blair a Bush), socavó la autoridad de la ONU; 4) las previsibles consecuencias de la invasión armada -explícitamente advertidas- fueron subestimadas; 5) la planificación de la postguerra para generar estabilidad en Irak fue totalmente inadecuada; 6) los efectos de esta invasión se sufren hasta hoy: la guerra interna en Irak no ha terminado, se ha vuelto caótica; y la respuesta directa a la guerra invasiva ha sido el surgimiento del Estado Islámico; 7) la invasión y posterior inestabilidad de Irak han causado la muerte de 150.000 iraquíes, la mayoría de ellos civiles, y el desplazamiento de más de un millón de personas; y 8) familiares de los 179 militares británicos fallecidos en Irak estudian presentar querellas contra quienes autorizaron la guerra de invasión y ocupación de un país soberano por tropas del Reino Unido.


No son precisamente las ocho bienaventuranzas bíblicas, sino su total, sangrienta, deliberada y evitable contradicción. Pese a ello, Tony Blair asegura que él tomó la decisión correcta, y que el mundo está hoy mejor y más seguro. George W.Bush no ha leído el informe Chilcot pero concuerda en que el mundo es un lugar mejor sin Sadam Hussein. Blair y Bush son cristianos.


En Chile, el agnóstico Ricardo Lagos -a la sazón Presidente de la República- recibió tranquilo el informe Chilcot. Presionado por Blair y Bush para que en el Consejo de Seguridad de la ONU diera su voto favorable a la invasión de Irak, exigió evidencias palpables de que Hussein tenía armas de destrucción masiva, y propuso planes alternativos. No recibió respuestas y negó su voto. Ahora puede sonreír y afirmar: "El informe Chilcot le da la razón a Chile".


El agnóstico Ricardo Lagos entendió y logró con su voto honrar la tradición republicana de un Chile respetuoso del Derecho Internacional, que prioriza la razón sobre la fuerza y reserva la fuerza como último recurso cuando probadamente se ha agotado la razón. Esa tradición republicana espera y exige hoy que también los cristianos voten contra la mentira y violencia inventadas para legalizar la eliminación sangrienta de miles de vidas inocentes ya concebidas. Un informe Chil(e)cot nos salvará de invadir y destruir nuestros soberanos úteros maternos.

Te recomendamos