Lucy Kellaway

El nuevo edificio de oficinas de Apple está hecho para adultos

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Por: Lucy Kellaway | Publicado: Lunes 17 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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Una gigantesca nave espacial acaba de aterrizar en Cupertino. Este verano 12 mil empleados de Apple comenzarán a trasladarse a este enorme edificio en forma de disco, que ha tardado ocho años en construirse y que según algunos costó US$ 5 mil millones, el edificio de oficinas más caro del mundo.

Apple Park es el último proyecto póstumo de Steve Jobs; un proyecto de vanidad parecido al Palacio del Pueblo de Nicolae Ceausescu en Bucarest. Jobs se encargó de todos los detalles insistiendo en impecables herrajes para puertas y piedra proveniente de una cantera en Kansas que fue tratada para que se asemejara a las paredes antiguas de su hotel preferido en Yosemite. El nivel de obsesión y grandiosidad hace que el mármol que Jacques Attali alguna vez ordenó -cuando era director del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (ERBD, su sigla en inglés)- parezca poca cosa.

Si yo fuera accionista de Apple, no estaría muy contenta. La exageración del decorado de la sede central de una compañía siempre ha sido una señal de que se cierne la calamidad. La Rumania de Ceausescu y el EBRD de Attali son buenos ejemplos de este fenómeno. Si yo viviera en Cupertino, tampoco estaría contenta. Hay al menos 9 mil espacios de estacionamiento en Apple Park, lo cual indica que habrán demasiados autos en circulación.

Sin embargo, como una observadora de oficinas, estoy encantada. En las últimas dos décadas, han surgido tres tendencias negativas con respecto al diseño de las oficinas y Apple Park las corrige. Primero, hemos perdido la confianza en las oficinas en general, conforme los empleados nómadas se refugian en cafés y en sus propias habitaciones. El edificio de Jobs es un himno a la importancia de las oficinas. Los críticos se están quejando de que el edificio se podría convertir en un “elefante blanco” si Apple se va a la quiebra, pero ese no es el punto. Apple Park es una declaración: “Estamos aquí para quedarnos y por eso hemos construido un sitio bello para que nuestros empleados tengan un lugar agradable en el que puedan trabajar todos los días”.

La segunda tendencia negativa es la creciente confusión entre nuestros hogares y nuestras oficinas. A los diseñadores de oficinas de moda les encanta crear espacios de trabajo que parecen horribles apartamentos de “hipsters” imaginarios; la oficina de Airbnb en San Francisco está llena de espacios que parecen extrañas salas de estar, cocinas y hasta una “cueva de nerds”. Por lo que he observado en YouTube y después de leer la primera crítica en Wired, la sede de Apple fue creada en base a la idea de que la oficina y la casa son diferentes. Y no hay cuidado de niños en el sitio, que en mi opinión es un avance. Yo nunca he querido que mi empleador cuide a mis niños. Yo siempre he querido emplear mis propios niñeros y entonces dejar el trabajo a tiempo para relevarlos.

Y con respecto al punto más radical de todos, Apple Park está hecho para adultos. Durante las últimas dos décadas, los espacios de trabajo en las oficinas han sido construidos para ser usados por niños de escuela primaria. Google ha sido el líder mundial en infantilizar su fuerza laboral con toboganes y jardines de croquet hechos de AstroTurf. En su oficina de Tel Aviv, el personal lleva a cabo las reuniones en ridículas estructuras que parecen canastas voladoras con hélices en la parte superior. Esta tendencia perniciosa -fea, tonta y discriminatoria en razón de la edad- se inició en Silicon Valley y se ha extendido. Hasta la nueva oficina del anticuado CBI en Londres está decorada con colores primarios y murales divertidos. Apple Park ha descartado la diversión y en cambio está intentando crear espacios bellos. La belleza es un atributo adulto y serio; el trabajo también debe serlo.

El edificio además tiene dos atributos positivos adicionales: la democracia y la vegetación. Durante décadas las oficinas han pretendido ser igualitarias, pero mientras estén alojadas en rascacielos, el director ejecutivo siempre se encontrará en la cima. La nave espacial sólo tiene cuatro pisos y todos los que se encuentren en el anillo tendrán la misma vista increíblemente positiva para cualquier trabajador: árboles. Hay planes de plantar cerca de 9 mil, casi un árbol por persona.

La única pequeña tontería es el intento de Apple de justificar el gasto. Ha afirmado que las personas que se encuentran en un ambiente inmaculado tienden a realizar su trabajo de forma inmaculada. Esto es una tontería porque muchas de las invenciones más brillantes parecen haber sido construidas en garajes.

En todo caso, Apple no necesita justificarse. Tiene dinero para quemar y ha elegido quemarlo en algo espléndido para sus trabajadores. Como accionista tal vez no estaría de acuerdo. Pero si fuera uno de los 12 mil empleados, estaría contando los días que me faltan para trasladarme a mi nueva oficina.

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