Editorial

Llamado a la acción ante débil actividad

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En un contexto global dominado por el débil crecimiento en los mercados emergentes, la desaceleración de la economía de China y deprimidos precios en las materias primas, el Banco Mundial ha proyectado una discreta recuperación en las tasas de expansión de la economía chilena en los próximos años, que al considerar las estimaciones del organismo multilateral acumulará un avance de apenas 2,3% en promedio durante el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.

Por cierto, se trata de una tasa que no debiera sorprender dados los pronósticos que han anticipado para el mismo período otros economistas e instituciones, pero que vuelve a poner en la cima de las prioridades la urgencia de acciones concretas para reanimar la actividad.

Superada la discusión sobre si factores internos como la incertidumbre asociada al proceso de reformas del gobierno han pesado más o menos en el desplome de la inversión y el freno de la economía nacional que variables externas como el fin del súper ciclo de las materias primas -hay consenso es que es una mezcla-, el freno de la actividad llama a la unidad nacional en torno a un proyecto reactivador que permita recobrar las confianzas, volver a echar a andar las inversiones y hacer frente a un entorno externo que parece cada vez más complejo, y que su cara más visible por el momento en las finanzas públicas y la fundamental industria minera del país es el desplome en el precio del cobre.

Es claro que no parece haber discrepancias en torno al diagnóstico sobre la estrecha situación en la actividad nacional. El llamado es a no esperar y así evitar que las cosas puedan deteriorarse aún más.

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