Editorial

Retos ante complejo frente externo

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de dar a conocer la actualización de su Panorama Económico Mundial, documento en el que ha anticipado que América Latina volverá a contraerse en 2016, arrastrada por la crisis por la que atraviesa Brasil, el gigante económico y comercial de la región.

De acuerdo con los cálculos del organismo multilateral, el PIB combinado de las naciones latinoamericanas retrocedería 0,3% este año, una variación similar a la que ha estimado para 2015, con un descenso de 3,5% que se ha proyectado para Brasil en 2016.

Se trata por cierto de un pronóstico regional que llama a la cautela y que, en especial, inquieta por la caída de la economía de Brasil, un importante socio comercial, destino de inversiones y amigo diplomático y cultural de nuestro país, y que según el FMI está enfrentando una recesión más prolongada que lo esperado en medio de la incertidumbre política derivada de las sucesivas secuelas del escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras. Cabe destacar que el retroceso de la economía brasileña está tirando hacia abajo los cálculos no sólo para América Latina, sino para todo el mundo emergente y, con ello, el pronóstico global. De hecho, el FMI redujo dos décimas porcentuales su cálculo para el PIB mundial este año a 3,4%.

De esta manera, se consolida un panorama externo para 2016 que aparece desafiante y que demanda a nivel interno de medidas concretas para animar a una reactivación de las inversiones y una recuperación de la frenada actividad, en una estrategia que permita compensar variables negativas como el desplome en el precio del cobre y un crecimiento del comercio externo más moderado.

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