Es una historia de más de dos décadas, muy pocas veces contada. Se trata de la inversión que el grupo italiano Ferrero ha realizado en Chile los últimos veinte años y que potenciará este 2017.
Los dueños de productos como Kinder Sorpresa, Nutella y sus homónimos, los bombones Ferrero -que al igual que otros de esta industria vivieron el proceso que dio pie a la Ley de Etiquetado- desde hace años manejan campos en la zona sur donde producen un insumo clave: avellanas.
Lejos de Alba, la región de Italia donde está su cuartel general, Curicó se ha convertido en el centro de operación a nivel local del grupo de origen familiar que se fundó en 1942 y que en la actualidad tiene presencia en 53 países, posee 22 plantas y llega con sus productos a 170 países.
Pero ¿por qué escoger esta zona para destinar una parte no despreciable de su presupuesto? Aldo Uva, Chief Officer Operating Supply and Strategic Business Platforms de grupo Ferrero, explica que una de las ventajas de producir en Chile es la contra temporada, lo que les permite contar con abastecimiento a lo largo de todo el año, complementando desde acá lo que producen en el Hemisferio Norte.
A nivel acumulado, hasta ahora la inversión del grupo Ferrero en el país totaliza US$ 125 millones y su idea es incrementar este monto, para lo cual trabajan en un plan estratégico para los próximos cinco años.
En 2015 inauguraron su mayor planta del rubro en el país, ubicada en Río Claro, la que implicó
US$ 17 millones. Además, manejan tres unidades de secado en las regiones donde tienen presencia donde no sólo reciben la producción de su brazo local de inversiones, Agrichile, sino que también las cosechas de otros productores. En conjunto estas unidades procesan unas 15.000 toneladas de avellana por temporada.
Pese a su bajo perfil, Chile es clave para la estrategia de negocios del grupo Ferrero: sus campos abastecen el 3% de su producción anual, pero su intención es que hacia 2025 aporten el 10%. ¿Cómo van a lograrlo? Sólo en 2017 invertirán otros US$ 12,5 millones en la compra de tierras y espacios productivos. El primer paso, explica Uva, ha sido expandir las plantaciones de avellanos.
AgriChile cuenta con más de 3.500 hectáreas plantadas que están distribuidas en las regiones del Maule, Biobío y La Araucanía. La proyección para el próximo año es superar las 4.200 hectáreas plantadas (tienen cerca de 6 mil há de terrenos donde pueden plantar), además de sumar capacidad industrial para el procesamiento de las avellanas. La búsqueda de nuevos campos se centrará en la región de Los Ríos.
“En Chile la producción es tres o cuatro veces superior a las áreas tradicionales del hemisferio norte. Una observación, en Turquía la producción por hectárea es de 800 kilos de avellanas y en Chile el rendimiento es de 2.500 kilos. Es decir, que no es un tema de costos sino que de mejor rendimiento”, detalla el ejecutivo de la europea.
Además, el incremento productivo irá aparejado con un alza en el plan de inversión.
“Con cerca de 30 mil hectáreas plantadas, en las que se incluyen las nuestras, cuando todo esté en plena producción, en Chile habrá más de 60 mil toneladas de fruta para procesar y muy pronto tendremos que pensar en ampliar nuestra capacidad de descascarado”, agregan los italianos.
Chile: líder mundial
“Chile hoy es el país número uno en producción de avellanas en el Hemisferio Sur. Después vienen Argentina, Australia y Sudáfrica. A nivel mundial está en la sexta posición, pero la idea es que en los próximos diez o quince años Chile pueda llegar a ser el tercer productor mundial del rubro. Los resultados obtenidos el último año, no sólo de nosotros como Ferrero sino de toda la industria, indican que hay oportunidades enormes de desarrollo”, resume Uva.
El grupo italiano quiere empujar ese desarrollo. Hoy en Chile en total hay alrededor de 17 mil hectáreas plantadas de avellano y el grupo cree que podrían llegar a 30 mil hectáreas al 2025, volumen que lo posicionaría en el tercer lugar mundial. Los italianos explican que Turquía –líder en la materia- está perdiendo producción por razones climáticas, y que ahora es el momento para tratar de arremeter.
Para esto, explican, es necesario invertir en tierra, pero también en capacitación y tecnología. Por ello a través de Agrichile destinaron 55 hectáreas para dos viveros, donde anualmente pueden obtener cerca de un millón de plantas de avellano, lo que permitiría plantar del orden de 1.700 hectáreas productivas. Además, trabajan con Inacap para formar expertos en esta plantación y con Corfo para incentivar a nuevos productores.