En diciembre de 2015, el gobierno anunció la política energética a 2050, estrategia que incluye modificaciones a la regulación, algunas de ellas aprobadas y otras en curso.
Rodrigo Castillo, director ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas, señala que las reformas a las leyes, tanto en materia de transmisión como en distribución, han contribuido a mejorar la calidad del servicio eléctrico y aumentar la competitividad del sistema.
No obstante, quedan desafíos pendientes. Entre ellos está disminuir las horas de interrupción del suministro eléctrico en todo el país, en especial, en regiones.
“Santiago tiene menos de tres horas de interrupción al año, comparables con cualquier país de la OCDE. Sin embargo, el promedio nacional está por sobre las diez. Hay localidades y comunas de Chile que pueden superar las 50 y hasta las 100 horas de interrupción. Ahí tenemos un compromiso de equidad nacional”, repara.
La agenda energética del gobierno contempla las metas de llegar a cuatro horas de interrupción anual para todo el territorio nacional a 2035, y a sólo una hora a 2050.
Para cumplir con estos objetivos, la asociación viene trabajando con el Ejecutivo en diversas medidas, entre las cuales destacan las inversiones en redes más robustas.
Además, para el futuro, está preparando el uso de medidores inteligentes y otras formas tecnológicas y operacionales para mejorar el desempeño de los sistemas.
Castillo comenta que para 2017 espera una reducción mayor a la de 2016 en el consumo de energía (una caída de entre dos y tres puntos en la demanda), debido, entre otras cosas, al cambio en las estructuras de las cuentas de luz, que traen recomendaciones concretas de eficiencia.
Otros desafíos
El líder gremial indica que si bien han aumentado las compañías de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) instaladas en el país, aún queda el reto de inyectarlas al sistema.
“El gran desafío es modernizar los criterios de despacho de éstas y su coordinación para que haya mayores niveles de ERNC, sin afectar el funcionamiento del sistema eléctrico”, sostiene.
Otro de los retos, dice, es adaptar la regulación para que los clientes se beneficien de las modernizaciones a las redes de distribución. Por ejemplo, para tomar mejores decisiones respecto al consumo eléctrico, horarios más económicos, etc.