El presidente de Argentina, Mauricio Macri, encabezó ayer el inicio del año legislativo en el Congreso haciendo un duro diagnóstico de los desafíos que afronta el país y llamando a los legisladores a ratificar el histórico acuerdo alcanzado por su administración para sacar al país de quince años de default.
El mandatario acusó al gobierno anterior de mentir sobre la severidad de la crisis económica, generando pifias de los parlamentarios de oposición que levantaron consignas criticando los despidos de trabajadores estatales.
"Hemos estado en default desde 2002 y en estos meses hemos tomado los pasos necesarios para cerrar esta etapa. Ahora le toca al Congreso decidir si ponemos fin a este conflicto de quince años", señaló.
El domingo por la noche, los negociadores argentinos firmaron un acuerdo con los principales acreedores que mantienen una demanda contra Argentina en los tribunales de Nueva York, pero el Congreso primero debe derogar la denominada "Ley Cerrojo" aprobada por la administración de Cristina Fernández que prohíbe ofrecer a los inversionistas condiciones mejores a las establecidas en canjes anteriores de deuda.
Según el nuevo presidente, la decisión del gobierno anterior de no negociar con los acreedores hizo que el total de la deuda se elevara de US$ 3 mil millones a US$ 11 mil millones, y la incapacidad para acceder a créditos internacionales costó al país US$ 100 mil millones y millones de empleos.
Durante la última década, además, la inflación acumulada ascendió a 700%, señaló Macri.
Gritos y protestas
Aunque los analistas creen que el mandatario puede conseguir suficiente respaldo, el ambiente en el Congreso fue tenso, reflejando las fuertes divisiones y desafíos a la gobernabilidad que afrontan las nuevas autoridades.
Los diputados kirchneristas llegaron temprano para decorar sus bancas con pancartas que decían "El país no es tu empresa". Y el comienzo del discurso profundizó la grieta, luego de que Macri denunciara que "la inflación existe porque el gobierno anterior la promovió". En ese punto fue interrumpido por los diputados del Partido Justicialista que gritaban "¡La especulación financiera tuya! ¡Eso genera inflación!". Macri reaccionó rápido respondiendo "Hay que respetar al pueblo democrático", lo que sacó aplausos de sus partidarios que se lanzaron a cantar "¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede!", ahogando así las voces kirchneristas.
Mientras tanto, en las afueras del parlamento, se realizaban manifestaciones de partidarios y detractores del nuevo presidente.
"No estamos bien"
Las críticas de Macri a su predecesora son más que un ajuste de cuentas. Aunque el nuevo gobierno ha sido acogido con entusiasmo por los inversionistas, recibió un país en crisis en momentos en que el panorama externo se deteriora rápidamente y el presidente quiere ajustar las expectativas para las duras medidas que debe aplicar. "Somos un gran país con enorme potencial pero lo primero es reconocer que no estamos bien".
Tras devaluar el peso, Macri está liberando las tarifas de los servicios congeladas por años e intenta contener una inflación cercana a 30% en momentos en que afronta una dura negociación con los sindicatos.
También está anunciando masivos despidos de trabajadores públicos para ajustar una plantilla que creció 64% desde 2003.
Macri destacó además que las negociaciones comerciales entre Mercosur y la Unión Europea deben proseguir y prometió una ley de libertad de la información.
Agencias se preparan a subir la nota de crédito del país
Mientras el presidente Macri buscaba que el Congreso dé un rápido respaldo al acuerdo con los acredores, las agencias de clasificación ya se están preparando para el regreso de Argentina a los mercados internacionales.
Moody's, Fitch y Standard & Poor's, están revisando los últimos avances del país para una posible mejora en su calificación.
"Para Argentina, un continuo progreso en la fortaleza económica y fiscal, una fuerte reducción de su vulnerabilidad a los shocks y una política consistente podrían respaldar una transición en su rating en el futuro y en última instancia a un investment grade", señaló el analista de Moody's, Gabriel Torres.
La agencia califica actualmente a los bonos del país con nota Caa1, siete peldaños bajo del nivel de los títulos más recomendados. Pero si se ratifica el acuerdo con los acreedores eso facilitaría su acceso a los mercados internacionales de capital", señaló Torres.
El diagnóstico de las agencias es vital, ya que el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, explicó el lunes que Argentina pretende pagar a sus acreedores con un nuevo bono por US$ 15 mil millones. El secretario de Estado confía que la colocación se logrará a una tasa de 4,5%, similar a la que paga Uruguay, que tiene una nota de Baa2 de Moody's, dentro del nivel de grado inversor.
Fitch, que hoy tiene a Argentina en categoría de "default restrictivo", se está preparando para elevar la nota del país a B cuando el Congreso despeje el camino para pagar a los acreedores.
Por su parte, la analista de S&P, Delfina Cavanagh, adelantó que la agencia va a revisar la nota soberana del país cuando se ratifique el acuerdo y que podría subir su nota a CCC o B, desde su nivel actual de "default selectivo".
Clarisa Lifsic, una ex gestora de fondos y ahora secretaria de promosión de inversiones en el Ministerio de Telecomunicaciones, cree que el país podría pagar una tasa de sólo 4% para volver a emitir deuda.
El rendimiento del bono de Argentina a 2033 ha caído desde 27,7% en 2009 a 6,38% actualmente.
Otros, sin embargo, prefieren ser cautelosos. El jefe de renta fija para emergentes de BlackRock, Sergio Trigo, advierte que el retorno de Argentina a los mercados se produce en momentos en que hay un exceso de oferta compitiendo por atraer inversionistas y que existen otros países con mejores fundamentos pagando más. "Los argentinos creen que pueden llegar bajo 8%. Con el significativo monto que tienen que emitir tendrán que ver un precio mayor".
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