Alejandro Mitarakis
No muchos años atrás encontrar productos orgánicos en nuestro país era bastante difícil, y para qué hablar de vinos. Hoy, gracias a una tendencia mundial basada principalmente en una alimentación más saludable, han surgido ya diversos productores vitivinícolas que han optado por una agricultura orgánica y más sustentable. Es que al final tiene mucho sentido porque el horizonte es consumir con más consciencia y alimentos que tengan sentido. Ahí está el valor.
Un vino orgánico no contiene ningún tipo de agroquímicos (pesticidas, herbicidas o fertilizantes) en su producción. Su no uso, termina traduciéndose en un producto elaborado de manera más sana, donde se obtiene mayor calidad, y lo más importante -algo muy codiciado en esta industria- características únicas ya que es capaz de expresar su lugar de origen, o terroir, de una mejor manera.
Producirlos requiere de una inversión no menor -tanto económica como de tiempo- en la tierra, cuya limpieza o desintoxicación demora al menos unos 3 años. Luego de eso, recién se puede certificar como orgánico de verdad.
Hoy ya son varios los actores que se han querido sumar a esta "nueva" manera de producir vinos, que de nueva no tiene mucho. Si nos vamos unos cuantos años atrás, cuando no existían productos artificiales agrícolas, todo era orgánico. De alguna manera hoy estamos volviendo a mirar atrás y corrigiendo prácticas que no han prosperado y que han perdido valor en los consumidores.
Sin embargo y como es de esperar en todas las industrias, muchos se suman simplemente porque siguen las tendencias del mercado, lo que es legítimo, pero es importante tener siempre en consideración que ser orgánico y sustentable no es simplemente una manera de producir sin químicos o reciclar: es algo muchísimo más profundo y que va más allá de lo que hay dentro de una botella. Va directamente relacionado a una manera de pensar y de ver las cosas que es diferente. Son muchos los elementos que en conjunto hacen que un proyecto orgánico sea coherente y real. La preocupación por las personas, su comunidad, el respeto por el medio ambiente, y los animales, son solo algunos de ellos.
Por lo tanto, ser orgánico es algo que va más alla, que intenta calar mucho más profundo en la vida de las personas y que se preocupa por el ser humano, el planeta y su futuro. Es una agricultura con más consciencia. Es una forma de vida.