Ernesto Silva

¿Populismo para tiempos de vacas gordas o vacas flacas?

Pareciera que el debate político de los últimos meses en Chile ha estado ajeno al contexto internacional en materia...

Por: Ernesto Silva | Publicado: Viernes 16 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Pareciera que el debate político de los últimos meses en Chile ha estado ajeno al contexto internacional en materia económica y financiera. Mientras en Chile los actores políticos piden más y más gasto público, observamos cómo Europa cae lenta pero sostenidamente a causa del nivel de endeudamiento y gasto público mantenido por años por países Grecia, Portugal, España, Italia, entre otros.



Por eso resulta relevante contextualizar el debate político chileno. Hoy están teniendo lugar dos grandes discusiones que -en el fondo- tienen como impacto directo un aumento en el gasto público.

El primero de los debates es el educacional, y en éste ha habido un componente sustancial y un componente ideológico. Desde el punto de vista de lo sustancial, ya se instaló en Chile la convicción de que los recursos destinados a educación son insuficientes para asegurar calidad y oportunidades. Es de esperar que se instale también pronto la convicción de que los recursos no sólo deben aumentar, sino que deben ser bien asignados, priorizados, y disponer de mecanismos exigentes de rendición de cuenta de los recursos que el Estado ha recaudado de los chilenos. Desde el punto de vista ideológico, el debate educacional ha tenido un solo norte: limitar, restringir e impedir la oferta privada en educación, privilegiando la educación pública que tantos problemas ha evidenciado por décadas. Esto último parece lamentable y sin destino.

El segundo de los debates ha sido una eventual reforma tributaria. ¿Reforma tributaria para qué?, ¿O para quién? Nadie ha sido capaz de contestar con asertividad esa pregunta. Nadie puede negar un debate en esta materia, pero éste debe tener un piso de fondo sobre el cual se discute. Si el propósito es una reforma tributaria para dar más recursos a las personas, bien por la reforma tributaria. Si el propósito es darle más recursos al Estado para que gaste, mal la reforma tributaria. Nefasta sería una reforma que tuviera estos propósitos cuando se dan dos condiciones relevantes: la primera es que el ministro de Hacienda ha sostenido reiterada y responsablemente que Chile no necesita recaudar más recursos de los chilenos para financiar sus compromisos de gasto en el tiempo; y la segunda, que en un contexto internacional como el señalado, incurrir en aumentos de gasto público parecería una decisión poco reflexionada y alejada del contexto político en que vivimos.

En el gobierno de la ex presidenta Bachelet el país aumentó mucho el gasto público y la economía creció poco. En este gobierno, la decisión ha sido aumentar moderadamente el gasto público a niveles similares al crecimiento económico esperado y compatible con la meta de reducir el déficit estructural. Hasta ahora, y por razones que no se limitan a las decisiones sólo del gobierno, la economía ha crecido, el empleo ha aumentado de forma importante, y el sector privado muestra señales de inversión y desarrollo, pese a que la confianza estaría decayendo.

El ministro de Hacienda ha señalado que el escenario internacional es de incertidumbre y que Chile necesita tomar decisiones prudentes. Por eso, y al acercarse el inicio de la discusión de la Ley de Presupuestos, es momento de evitar populismos y propuestas excesivas de gasto público, porque no es conveniente hacerlo y porque hoy no sabemos con certeza si enfrentaremos tiempos de vacas gordas o de vacas flacas.

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