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Incertidumbre empresarial

Fernanda Hurtado gerente general de Fundación Generación Empresarial

Por: Fernanda Hurtado | Publicado: Viernes 28 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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Fernanda Hurtado

La mayor caída económica de las últimas cuatro décadas y los casi tres millones de personas -cifra inédita- que manifiestan disponibilidad de trabajar y se mantienen sin ingresos, configuran un cuadro de gran vulnerabilidad para las empresas y para el país. Se avecina un problema social grave e ineludible.

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Esto explica, en parte, la premura con la que el sector privado espera volver a la actividad. Los empresarios saben que deberán dar las garantías a sus colaboradores y a las autoridades para un retorno seguro. Y se están preparando a conciencia para lograrlo. En la última encuesta FGE que hicimos a líderes empresariales, un 92% afirma que su compañía ya cumple o ya está en condiciones de cumplir con las medidas de prevención obligatorias informadas en los protocolos del plan del Gobierno.

Esto plantea, además de nuevas formas de trabajo, nuevos costos asociados. Por ejemplo, un estudio del Centro de Políticas Públicas de la UC estima que los costos de implementar medidas sanitarias podrían llegar hasta los $677 mil mensuales para firmas de cinco trabajadores y hasta los $26 millones mensuales para empresas de 500 trabajadores. La situación económica y productiva ya es muy complicada, y la implementación de estos mayores costos es un enorme desafío, sobre todo para las PYME y de sectores más vulnerables.

El principal reto que se anticipa en materia económica es el mercado laboral. Pese a que los empresarios valoran la Ley de Protección al Empleo (un 85% está de acuerdo o muy de acuerdo en que la ley permitió evitar despidos de las compañías), es preocupante que un 57% crea que parte importante de esos trabajadores suspendidos no volverá a sus antiguos empleos, porque serán desvinculados o incluso porque esas empresas no lograrán sobrevivir a la crisis. Se amplifica este desafío si se considera que 1 de cada 4 empresarios consultados afirma que, debido a la magnitud de la crisis, las desvinculaciones de trabajo continuarán.

De esta cruda realidad surgen múltiples interrogantes a resolver desde la empresa. Por ejemplo, si no están dadas las condiciones para que los trabajadores suspendidos de mi firma vuelvan a sus funciones, ¿cuándo es apropiado avisarles? O si mi empresa ya ha tenido que recurrir a desvinculaciones masivas en un sector que está experimentando cambios estructurales, ¿quién debe hacerse cargo de la reconversión de esos trabajadores? ¿Debe una compañía costear procesos de reubicación masivos o le corresponde al Estado?

Pero la crisis podría dejarnos algunos elementos positivos. Un alto porcentaje cree que luego de la pandemia se reemplazarán las reuniones presenciales por videollamadas cuando es posible (81%), se podrán establecer mecanismos de teletrabajo (80%) o se adoptarán políticas de trabajo flexibles en materia de horarios y jornadas (78%). Esto puede ser beneficioso para los colaboradores de una compañía si les entrega más flexibilidad. Pero debemos cuidar que no vaya asociado a un exceso de trabajo y a problemas de salud mental.

Las empresas y el país están viviendo un verdadero punto de inflexión. La principal incertidumbre es hacia dónde nos dirige.

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