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Columnistas

Intervención e intervencionismo

Matías Madrid Economista Jefe Banco Penta

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 26 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.

Gran conmoción generó la devaluación de la moneda china a nivel mundial producto de un eventual inicio de una guerra cambiaria que llevaría a varios países grandes a buscar una mayor competitividad a través de devaluaciones de sus monedas. Esto evidentemente preocupa porque es una intervención artificial para sacar una ventaja relativa. Sin embargo, probablemente China hizo exactamente lo contrario. Como dice Ben Bernanke, lo que hizo el gobierno chino es precisamente lo que se le ha pedido por mucho tiempo y sería el primer paso del camino hacia un sistema cambiario flexible.


Efectivamente pueden existir argumentos teóricos para que ese país en particular opte por un sistema de tipo de cambio fijo. Pero a medida que avance su proceso de liberalización, el mercado cambiario también debería dirigirse en esa dirección. Bastante se ha avanzado en estructurar un marco de política económica que permita contrarrestar el miedo a la flotación cambiaria, principalmente por su impacto sobre la inflación, pero que beneficia significativamente a la economía al tener una variable que evita ajustes mayores en actividad y empleo.


Al otro lado del mundo, se empiezan a observar las primeras especulaciones respecto a una eventual intervención por parte del Banco Central para frenar la significativa depreciación de nuestra moneda. En este caso, se argumenta que la intervención cambiaria es excepcional y que se ejecuta solo cuando el tipo de cambio real se aleja de sus fundamentos. Esta argumentación resulta bastante particular considerando el supuesto que existiría un conocimiento certero de los determinantes y el equilibrio de esta variable. Esto podría peligrosamente extenderse a otras áreas, sobre todo en el clima actual. Otro argumento que se utiliza extensamente es que la intervención ayudaría a evitar la especulación. Muy por el contrario y más allá del juicio de valor respecto a esta actividad, lo que sí se puede estimar con cierta precisión es el acotado rango en que el Banco Central intervendría la moneda, sobre todo si está precedido de intervenciones verbales que anuncian la medida. Este escenario es el ideal para la especulación y es probablemente la única oportunidad en que un juego de suma cero puede entregar resultados positivos para un especulador. Al respecto, solo basta mirar en otros países de la región el diferencial que existe entre el mercado cambiario formal e informal y las jugosas ganancias de la especulación. Por otra parte, una inflación sobre 4,0% por ya 16 meses tampoco justifica la intervención. Como en todo este período, las expectativas de inflación implícitas en los instrumentos de mercado para los 12 y 24 meses siguientes se han mantenido bajo 4,0% y 3,0%, respectivamente.


No me cabe ninguna duda que el Banco Central evitará a toda costa intervenir nuevamente el mercado cambiario. El movimiento de nuestra moneda está justificado de forma importante por políticas con un alto grado de improvisación, quizás bien intencionadas, pero basadas en premisas con difuso sustento técnico. Finalmente y en relación a la relevancia de este factor interno, hace un tiempo le pregunté a un especulador si el tipo de cambio seguiría depreciándose. Su respuesta fue "obvio, si en el país las cosas no andan bien", aunque no usó precisamente esas palabras.

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