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Columnistas

Lo que ha unido la geopolítica, que no lo separe la historia

CARLOS CRUZ INFANTE Director de lunae advisory

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 5 de junio de 2025 a las 04:02 hrs.

Hay en Sudamérica una economía notablemente resiliente: cuenta con una inflación cercana al 2%, un crecimiento del PIB en torno al 3%, una moneda fuerte frente al dólar y un riesgo crediticio en descenso. Así lo muestra el Reporte de Estabilidad Financiera del Banco Central de Perú de mayo. ¿Quién no querría invertir ahí? Sin embargo, para el caso de Chile la oportunidad no está solo en la economía peruana. Nuestra estabilidad geopolítica depende de Perú.

Preparando una presentación sobre riesgos globales, me sorprendió el informe Geopolitical Influence & Peace de este año: Chile es el único país sudamericano que ha sido escenario de “alta competencia” entre potencias mundiales desde 1960. Perú se sumó en 1993 y aún lo es. Hoy, solo Brasil y Ecuador comparten también esa condición. ¿Qué ocurre en el Pacífico –Chile, Perú y Ecuador– que despierta tanto interés?

¿Qué ocurre en el Pacífico que despierta tanto interés entre las potencias? Abundancia de recursos mineros, alimentos y logística marítima. Pero también hay amenazas.

Primero, los recursos mineros. Los tres países poseen reservas clave de cobre, fundamental para la transición energética. El oro también es central, especialmente en Perú. Segundo, los alimentos. A pesar de la sequía que golpea a Chile, sigue siendo un exportador agrícola relevante, tal como Perú y Ecuador. Tercero, la logística marítima. Nuestros puertos miran hacia Asia y están cerca de EEUU. No es casual que China haya buscado presencia militar cerca del Puerto de Chancay. Además, estamos próximos a los pasos estratégicos que conectan los océanos Atlántico y Pacífico: el Canal de Panamá y el Estrecho de Magallanes.

Frente a estas fortalezas compartidas hay amenazas que, sobre todo Chile y Perú, deben enfrentar juntos. El crimen organizado transnacional aprovecha el mineral abundante y la infraestructura portuaria, tal como lo hace cualquier inversionista. En Perú, la minería ilegal genera pérdidas millonarias y obliga a las empresas a protegerse con verdaderos ejércitos privados. Aunque existen mecanismos como la Reunión Bilateral de Seguridad Chile-Perú, falta una coordinación sistemática y sostenida, co-financiada por ambos gobiernos.

Otra debilidad común es la baja profundidad de nuestros mercados de capitales. Muchos proyectos relevantes no se concretan por falta de financiamiento de largo plazo no bancario. La integración de las bolsas de Lima, Santiago y Colombia, a través del holding nuam, debiera ser una prioridad estratégica para ambos países.

Estas tareas profundamente estratégicas no podemos endosarlas solo a los gobiernos. Si bien en enero de 2024 se instauró un Consejo Bilateral de Prospectiva entre ambos países, la cooperación es aún tímida. El mundo empresarial también debe actuar.

Aún persiste cierta desconfianza histórica entre chilenos y peruanos. Y, aunque geográficamente cercanas, ambas culturas empresariales difieren. La peruana es más relacional, asentada en la confianza interpersonal. La chilena, en cambio, es más transaccional y orientada a resultados. En este contexto, el trabajo de instituciones como las cámaras de comercio es clave y debería tener mayor visibilidad.

Si la historia aún nos aleja, que la geopolítica y la lógica de inversión regional nos acerquen.

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