Marcelo Forni

El desafío de levantar Chile

No cabe duda que hemos vivido días difíciles. Es cierto que la muerte, para quienes somos creyentes, tiene un...

Por: Marcelo Forni | Publicado: Jueves 15 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Marcelo Forni

Marcelo Forni

No cabe duda que hemos vivido días difíciles. Es cierto que la muerte, para quienes somos creyentes, tiene un significado especial, pero cuando afecta a quienes sentimos más cerca, remece nuestra existencia y nos provoca una sensación de pérdida y dolor. Producto de un desgraciado accidente ha partido un ser humano especial, cuyo motor fue su esperanza y optimismo ante la vida. Como consecuencia de una larga e implacable enfermedad nos ha dejado un servidor público de una generación distinta e igualmente excepcional. Tuve la oportunidad de compartir con los dos: Felipe Cubillos y Miguel Angel Poduje.



Miguel Angel y Felipe se convirtieron en protagonistas de dos etapas sucesivas de nuestra historia, y de paso, marcaron un sello en la manera de expresar la vocación de servicio público y a sus respectivas generaciones. Miguel Angel fue un constructor. Siendo un gran abogado, con una exitosa carrera profesional por delante, en momentos difíciles para el país, dejó de lado sus legítimos proyectos personales y se entregó en cuerpo y alma a la labor que se le encomendara para generar una política habitacional que convirtiera a Chile en “ un país de propietarios y no de proletarios”. Siendo un joven universitario tuve el privilegio de acompañarlo en su rol de ministro de Vivienda en erradicaciones de campamentos existentes en zonas populares de la Región Metropolitana, lugares donde pude palpar lo que era la pobreza más extrema. Siempre se aproximó a las personas con sencillez, calidez y delicadeza, lo que rápidamente le hizo ganarse el corazón y la confianza de miles de compatriotas que gracias a su labor desde el gobierno, hoy tienen su casa propia. Con la vuelta a la democracia, soy testigo de que fue tentado a ocupar muchos cargos de elección popular, pero nunca quiso. Probablemente entendió que su misión ya estaba cumplida y era el momento de dar el paso a otros.

El destino quiso que nos volviéramos a encontrar estos últimos dos años por razones profesionales y en este breve período fui testigo del humor, el coraje y la fortaleza con que enfrentó la enfermedad que finalmente lo hizo apagarse. Cada vez que me veía, lejos de quejarse por las molestias que le generaba su estado de salud y sus fatigosos tratamientos, me manifestaba su preocupación por el estado de salud de mi padre, con quien trabajó durante largos años.

Felipe fue un emprendedor y ahora último un reconstructor. En uno de los mejores momentos de su vida, con una familia maravillosa, lleno de vitalidad y proyectos, decide entregarse a la causa de Chile. Tuve pocas oportunidades de compartir con él sobre sus esperanzas y frustraciones en esta tarea. Sí puedo dar fe que gracias a Dios y a sus ganas, su persistencia, y sus deseos de ayudar primó su resolución por sobre la burocracia y lentitud con la que muchas veces chocó. Su sana rebeldía triunfó y su último proyecto es esperanzador y convocante: levantar Chile. No sería justo decir que la vocación de Felipe nace después del terremoto. Su espíritu de servicio no es casual ni sobreviniente. Felipe nace y pertenece a una familia a la que Chile debe mucho.

En un clima como el que vive el país, que necesario suena el desafío de “levantar Chile”. Y no es sólo una reconstrucción material, sino fundamentalmente del alma de nuestra patria. La energía, entusiasmo y convicción con que Miguel Angel Poduje y Felipe Cubillos, cada uno en épocas distintas de nuestra historia, convocaron a cientos de jóvenes y no tan jóvenes a sus proyectos, deben llevarnos a reflexionar respecto de la necesidad de promover ese estilo de liderazgos. Que disonantes e irrelevantes aparecen nuestras diferencias, frente a experiencias de vida como la de Felipe, la de Miguel Angel y la de tantos otros chilenos que han amado y dado su vida por esta patria. A todos aquellos que a diario monopolizan el sentir ciudadano, el llamado es a cuidar lo que los Poduje, los Cubillos y tantos otros, nos han ayudado a construir.

Lo más leído