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Columnistas

¿Nos atrevemos a innovar al votar?

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 27 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.

Tomás Sánchez
Emprendedor,
En twitter: @TomsAwaki

Hoy el mundo, no sólo Chile, vive una crisis política. Una sociedad que de la mano de la tecnología ha visto a su población empoderada, siente una importante falta de confianza y transparencia, que se acompaña de la percepción de carencia de competencias y eficacia a la hora de gobernar. El pueblo es más exigente y la autoridad no ha sabido lidiar con esto. Cambios de gabinete, segundos tiempos y cuentas públicas no han sido suficientes para recuperar la confianza de la ciudadanía.

Para enmendar los puntos anteriores un buen primer paso sería innovar en la forma de votar por algunos de nuestros representantes y construir nuestros proyectos de ley. Imagínese que usted no sabe mucho sobre educación, pero su amigo Pedro sí y es un tipo sensato. Sobre seguridad usted se queja bastante, pero sabe poco, sin embargo su hermano es un experto en el tema. Entonces para elegir a su representante de la cámara baja, en vez de votar por una persona que difícilmente es experto en todos los temas ¿Por qué no tenemos diez votos diferentes (uno por tema) que se los entreguemos a quienes confiamos sin necesidad que sea candidato? Ellos, a su vez, podrán entregar su voto y los que recibieron a otra persona de su confianza, generando una red de delegados que van agregando votos y finalmente eligen a las personas correctas para constituir comisiones que presenten proyectos directamente al Senado. A través de urnas esto sería impracticable, pero con un software sí.


De accountability sabe poco este país, pero con un sistema así esto se revertiría. Tendríamos personas competentes diseñando nuestras leyes, generamos una votación más informada, con un mayor nivel de confianza y exististiría mayor transparencia de dónde fue a parar mi voto. A su vez, disminuye los costos de cambio y los representantes de esas comisiones podrían ser ratificados cada año o bien reemplazados, sin generar inestabilidad y evitando cualquier tipo de corrupción. Por el contrario, los incentivos estarían puestos en proponer lo correcto sin poder ceder frente a un grupo de presión.


El mundo cambió y también debieran evolucionar algunas formas al gobernar. El diseño de nuestro sistema de gobierno responde a los recursos y contingencia de hace 250 años. No pretendo socavar la separación de poderes, pero sí buscar cómo en una sociedad exponencialmente más compleja, somos capaces de usar la tecnología para llegar a mejores soluciones. Si queremos recuperar las confianzas, tenemos que diseñar un nuevo sistema político donde las personas puedan votar por quienes confían, pero a su vez tener personas competentes para el diseño de nuestras políticas públicas. Este es un primer paso para generar un sistema de confianzas transitivas que terminen por fortalecer la confianza mutua como sociedad.

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