Editorial

Litio: más pragmatismo, menos ideología

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A pocas semanas de que el Gobierno presente su propuesta de estrategia nacional para el litio, el debate sobre el tema vuelve a instalarse. La inesperada recaudación de US$ 5.600 millones obtenida por el Fisco el año pasado, proveniente de las dos empresas privadas con las cuales la Corfo mantiene contratos de explotación desde 1993, está haciendo mirar con otros ojos el impulso de este sector.

El nivel sin precedentes que ha alcanzado el precio del litio es consecuencia del incremento en la demanda derivada del impulso que está teniendo la electromovilidad en el mundo, lo cual abre una ventana de oportunidad que Chile no puede desaprovechar, debiendo realizarse los máximos esfuerzos por aumentar la producción a la brevedad.

¿Por qué crear una empresa pública pudiendo administrar contratos con empresas privadas sin riesgo para el Estado?

Desde las filas oficialistas la idea predominante es la creación de una Empresa Nacional del Litio, la cual quedaría a cargo de administrar los yacimientos con facultades para desarrollar nuevos proyectos en forma directa, dejando espacios para realizar iniciativas conjuntas con empresas privadas -como ratificó ayer la ministra de Minería a este diario-, pero al parecer manteniendo el Estado la mayoría en la propiedad. La opción de administrar contratos de explotación siguiendo el modelo actual de la Corfo es mirada con mayor suspicacia.

Y es aquí donde se requiere una actitud pragmática, puesto que el timing de las decisiones es fundamental. ¿Cuál es la verdadera necesidad de crear una nueva empresa pública existiendo la posibilidad de administrar contratos de explotación con empresas privadas en los cuales el Estado, sin asumir ningún riesgo y sin comprometer inversiones, puede acceder a una retribución significativa? ¿Cuánto demoraría la creación de una nueva empresa estatal?

Cabe tener presente que en la renegociación de los contratos de la Corfo en 2018 se autorizó a las empresas a aumentar la producción -aspecto fundamental-, pero a cambio de nuevas condiciones en los contratos que son muy ventajosas para el Estado. Es esta la línea por la que se debe perseverar, incorporando nuevos yacimientos bajo este modelo de explotación. Es de esperar que en la futura estrategia del litio el pragmatismo se imponga a la ideología; también, que se evalúe a largo plazo el desempeño de empresas estatales en materia de resultados, eficiencia y transparencia, versus sus símiles privadas.

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