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Editorial

Parálisis en el mercado laboral

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 30 de mayo de 2025 a las 04:00 hrs.

La tasa de desempleo alcanzó un 8,8% en el trimestre febrero-marzo, según lo informado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Esta cifra representa un aumento de 0,3 punto porcentual (pp) respecto del mismo período del año anterior y refleja un alza en la desocupación masculina de 7,8% a 8,2%, cifra que en el caso de las mujeres pasó de 9,5% a 9,7%. Si bien el desempleo femenino continúa siendo más elevado, su incremento fue proporcionalmente más moderado que el observado entre los hombres.

Las personas desocupadas crecieron 4,3%, impulsadas tanto por el aumento de los cesantes (4,1%) como por quienes buscaban trabajo por primera vez (5,9%).

Con la productividad estancada y un menor número de horas trabajadas, solo queda la inversión como motor para reactivar la economía.

En paralelo, las tasas de participación y ocupación se situaron en 62,2% y 56,7%, registrando retrocesos de 0,3 pp y 0,4 pp, respectivamente. Esta dinámica se replicó en ambos sexos, lo que evidencia una contracción generalizada de la actividad laboral.

En los últimos 12 meses, solo se generaron 20 mil nuevos empleos, frente a un aumento de 58 mil personas que ingresaron al mercado laboral en busca de trabajo. Esta brecha confirma la debilidad estructural del mercado del trabajo, cuya capacidad de absorción se aproxima peligrosamente a cero. Aún persiste un déficit de cerca de 240 mil empleos para recuperar el nivel previo a la pandemia.

Si se analiza la evolución de las horas efectivamente trabajadas, se constata una caída de 1,7% en 12 meses. Este indicador resulta particularmente preocupante, al tratarse de una de las variables fundamentales en la determinación del crecimiento económico. Dado que el dinamismo de la actividad depende del trabajo, el capital y la productividad, y considerando que esta última se mantiene estancada, la reducción del componente laboral restringe aún más las posibilidades de expansión, dejando a la inversión como único motor disponible para reactivar la economía.

El mercado laboral ha sido una prioridad secundaria para el actual Gobierno. Su agenda legislativa se ha focalizado en reducir las horas trabajadas, incrementar los costos salariales e intentar sin éxito incorporar al Ejecutivo en la gestión de las AFP. Y la reciente insistencia en la negociación colectiva ramal amenaza ahora con precipitar la salida de numerosas PYME del mercado formal.

En este contexto, lo que enfrentamos no es simplemente un ciclo desfavorable, sino un estancamiento persistente, en el que se conjugan menor ocupación, menos horas trabajadas y mayores restricciones normativas. Un mercado laboral inmóvil no solo limita el crecimiento: compromete las bases mismas del bienestar social y económico del país.

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