Editorial

Pensiones: lo que la reforma necesita

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La autoridad ha dado señales de querer buscar acuerdos para sacar adelante sus principales reformas, aun cuando ello suponga abrirse a fórmulas distintas a las propuestas originalmente. Ese parece ser el caso de la reforma de pensiones. Existe en el Ejecutivo cierta urgencia por mostrar avances, mientras que el Poder Legislativo y el sector empresarial coinciden en la importancia de lograr acuerdos en torno a aumentar las pensiones con las mejores herramientas disponibles.

El contexto está, además, marcado por las preferencias manifestadas por la opinión pública, que apoya una reforma, pero no una refundación; que quiere tener la libertad de elegir en un sistema mixto que garantice la propiedad de los fondos y su heredabilidad; y que ve con buenos ojos que se introduzca mayor competencia. Si hacerse cargo de esto fuera el único objetivo por alcanzar, no parece difícil lograr consensos mayoritarios. Los principales escollos, sin embargo, están en reconocer el cambio de contexto que generó la implementación de la PGU y la inconveniencia de un cambio en la organización industrial del sistema.

Es posible que no basten algunas indicaciones y que sea necesario un rediseño del proyecto para lograr los votos en el Congreso.

Las autoridades han adelantado que no insistirán en la implementación de cuentas nocionales, que buscaban financiar la solidaridad del sistema en base a las cotizaciones de los trabajadores/as, y que estarían abiertas a evaluar un mecanismo alternativo mientras entregue los mismos beneficios intra e intergeneracionales de su proyecto original. Ello permite prever que parte importante de los seis puntos adicionales de cotización -y su rentabilidad- podría ir a las cuentas individuales de capitalización y que la discusión debiera centrarse más bien en la parte solidaria.

Como ha consignado DF, varios expertos señalan que esta parte debiera financiarse con impuestos generales y no con lo que se denomina un “impuesto al trabajo”; adicionalmente, se cuestiona que algunos de los beneficios comprometidos no generan incentivos a la formalización ni aumentan necesariamente la densidad de cotización, dos temas fundamentales para resolver el problema de las bajas pensiones.

En consecuencia, habrá que ver cómo aborda el Ejecutivo este debate en su nueva propuesta de reforma previsional, siendo posible que no baste con algunas indicaciones, sino que sea necesario un rediseño del proyecto para lograr los votos en el Congreso.

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