Ruidos fuertes elevan riesgo de accidentes cerebrovasculares

La enfermedad se gatillaría como una respuesta al estrés que ocasiona estar expuesto a estos episodios prolongadamente.

Por: | Publicado: Martes 1 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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Estar expuesto prolongadamente a ruidos fuertes, sobre todo a los que generan las aglomeraciones de automóviles, puede provocar un aumento del riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares en los adultos mayores. Así lo establece un estudio danés, que señala que por cada diez decibeles o más de ruido que se pueda generar en una carretera, las personas tienen un 14% más de probabilidades de desarrollar el trastorno conocido también como ataque cerebral, y que se produce cuando se detiene el flujo sanguíneo, provocando la muerte de las células cerebrales. El riesgo aumenta considerablemente en los adultos mayores de 65 años,quienes registran un 27% más de probabilidades. En este sentido los investigadores explicaron que a dicha edad, el umbral límite alcanza los 60 decibeles, que corresponde al ruido que, por ejemplo, produce una aglomeración de personas o una aspiradora. Al superar esa barrera el riesgo aumenta aún más.

Motivos

La explicación de este mayor riesgo estaría en el estrés. "Se cree que la exposición al ruido del tráfico provoca una respuesta al estrés y altera el sueño, lo que podría aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular, a través de mecanismos como mayores niveles de hormonas del estrés, ritmo cardíaco y presión arterial, así como problemas con el sistema inmunitario", señala Mette Sorensen, autora del estudio e investigadora del Instituto de Epidemiología del Cáncer danés. Por ello es que la investigación también apunta a que como método de prevención, los adultos mayores deberían utilizar sistemas y prácticas que reduzcan los decibeles o exposición al ruido, con el objeto de disminuir el grado de estrés. Para la investigación, publicada en la edición de la revista European HeartJournal, participaron más de 57.000 personas entre 50 y 64 años, por un período de diez años. Durante ese tiempo, se analizaron las historias médicas de los participantes y su exposición a diferentes tipos de ruidos, desde aquel que genera una conversación hasta el que ocasiona el tráfico, que supera los 90 decibeles.

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