El ingeniero civil industrial Patricio Aguilera no escondió su motivación y entusiasmo en su nuevo rol como el primer director ejecutivo del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), un proyecto basado en Antofagasta que busca impulsar la investigación y desarrollo (I+D) y la transferencia de tecnologías de alto impacto para la industria y la exportación, con un enfoque en bajas emisiones y energías renovables.
En su primera entrevista en el cargo, el exdirector nacional del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) y con una trayectoria laboral ligada a innovación, afirmó que el ITL “es una tremenda oportunidad, porque nunca el país ha tenido tal cantidad de recursos orientados a desarrollo tecnológico e innovación aplicado a la industria”, afirmó.
El ITL tendrá una inversión de US$ 242 millones para los primeros 10 años, de los cuales US$ 137 millones serán aportados por Corfo en cuotas por avances y metas. Este año recibirán US$ 5 millones y, en 2026, US$ 25 millones. El resto será aportado por los socios.
El ITL es un centro habilitador con capacidades propias y alianzas con universidades, empresas y emprendedores para pilotear, validar y escalar tecnologías limpias, principalmente, en minería sustentable, hidrógeno verde, energía solar y almacenamiento.
Aguilera explicó que el Instituto prestará servicios tecnológicos “sin fines de lucro”, como pilotaje industrial, pruebas y demostración de tecnologías, creación y validación de prototipos y transferencia de tecnología.
Luego de un proceso de adjudicación objetada a una sociedad de universidades extranjeras, en 2023 la Corfo readjudicó el proyecto a un consorcio de 23 socios -chilenos y extranjeros- liderados por la Corporación Alta Ley y la Asociación de Industriales de Antofagasta, junto a universidades, empresas, centros de investigación y fundaciones.
Primeras definiciones
Aguilera, que recién se mudó a Antofagasta, comentó que están habilitando una oficina y que iniciaron el proceso de contratación del equipo. Ya son seis, en su mayoría especialistas en materias como minería sustentable, litio e hidrógeno, pero seguirán creciendo y, por ejemplo, ahora buscan un experto en energía solar.
Además del cuantioso presupuesto, Aguilar reparó en el escenario mundial favorable para desarrollar este tipo de proyectos: “Hoy existe mucha más conciencia de los temas de sustentabilidad, de desarrollo más limpio y de economía circular. Es un contexto súper propicio para crear soluciones tecnológicas para el país y el mundo, aprovechando las condiciones particulares que tiene el norte (del país)”, afirmó.
El ejecutivo explicó que el ITL “no va a ser una Corfo privada”, por lo tanto, no va a subsidiar a empresas o emprendedores. Tampoco va a operar como un laboratorio tradicional, sino que será “un habilitador de soluciones de impacto con capacidades propias, que respondan a las demandas de la industrias”.
El Instituto contará con la infraestructura necesaria para testear desarrollos con terceros, “pero también espacios para que proveedores puedan presentar iniciativas y las podamos validar acá”, comentó Aguilera.
Dijo que, en lo inmediato, el directorio -que ya está conformado- debe definir las líneas de I+D y dónde se invertirán los recursos. Para eso, realizarán estudios orientados a determinar la demanda de la industria para generar soluciones.
“Hay información y conocimiento estructurado, como los tipos de problemas de las compañías mineras, por ejemplo, en descarbonización que están muy claros. Lo mismo en la cadena de suministro y en recursos hídricos para identificar soluciones para reutilizar agua”, dijo.
Por ello, el ITL estará orientado a soluciones o tecnologías demandadas por la industria a un nivel de madurez tecnológica que esté en proceso de validación.
“No queremos que sea investigación ni desarrollo básico; también buscamos animar al ecosistema de emprendedores a participar”, afirmó.
Precisó que estas tecnologías “no necesariamente serán nuestras”, sino que se harán en conjunto con universidades, centros tecnológicos o emprendedores.
“Estas capacidades van a estar disponibles para que las puedan usar, vamos a dar servicios tecnológicos y apoyar a startups en estas materias como producción limpia”, ejemplificó.
Los servicios tecnológicos que logren desarrollar serán clave, debido a que el ITL es sin fines de lucro y todas las ganancias serán reinvertidas para que sea autosustentable.
Proyecciones
Respecto de cómo proyecta el Instituto, Aguilera puso como ejemplo el modelo de Australia.
“Al igual que nosotros, tienen minería, pero con mucha más exportación de servicios y productos tecnológicos. Entonces, ¿por qué Chile, que tiene las mismas condiciones naturales, no está desarrollando tecnología de alto valor para exportar? ¿Cómo no vamos a ser capaces de hacer algo potente y exportar combustibles sintéticos?”, dijo.
Este año iniciarán la construcción de una hoja de ruta con un asesor externo y la idea es comenzar a invertir en capacidades y equipos, para en 2026 desplegar las primeras acciones y desarrollo de proyectos.