Desacuerdo de precio reabre flanco a Sebastián Piñera

Al mediodía de ayer las caras de desconcierto rondaban los pasillos de Chilevisión. El desconcierto no sólo estuvo entre quienes ven al canal nuevamente como el foco de las críticas hacia el mandatario, sino también en las caras de quienes iban a participar de la propiedad.

Por: | Publicado: Viernes 4 de junio de 2010 a las 05:00 hrs.
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Al mediodía de ayer las caras de desconcierto rondaban los pasillos de Chilevisión.

El director ejecutivo de la estación, Jaime de Aguirre, citó a los trabajadores (rostros incluidos) para comunicarles lo que ya todos murmuraban: Chilevisión, el canal del presidente Sebastián Piñera, no sería enajenado al fondo Linzor Capital.

El desconcierto no sólo estuvo entre quienes ven a Chilevisión nuevamente como el foco de las críticas hacia el mandatario, sino también en las caras de quienes iban a participar de la propiedad de la estación: los altos ejecutivos de la compañía.

Desde que se anunció el 14 de mayo la enajenación en US$ 130 millones al fondo de inversión, casi de inmediato comenzaron los distanciamientos entre los compradores y el oferente. en este caso, el propio presidente de la República. Desencuentros de los cuales nunca fueron informados quienes serían los dueños del 5% de la estación, el grupo de ejecutivos liderados por De Aguirre.

Hace al menos tres semanas los ejecutivos de Linzor (Tim Purcell, Alfredo Irigoin y Carlos Ingham) comenzaron a revisar los números de Chilevisión y si bien en materias contables la empresa parecía funcionar como reloj suizo, sin endeudamiento bancario, con sólido crecimiento de las utilidades y con una potente diversificación de los ingresos, el negocio tenía -como relata una fuente ligada a la
operación- una cuota de incertidumbre: en un par de años sería posible realizar el mismo negocio televisivo, pero sin la necesidad de desembolsar US$ 130 millones. Y si bien aquello por sí solo ya era suficiente como para darle una segunda vuelta al negocio, con los días algunas declaraciones nublaron más el panorama, diluyendo algunas certezas en torno al activo que finalmente se estaba comprando. De ahí a renegociar precios, había un solo paso.

El factor de la Ley de Televisión Digital, proyecto que abrirá el mercado a otros actores y que entraría en vigencia en los próximos años, puso la primera nota de alarma. El usufructo de Chilevisión sobre la señal 11 de televisión está, al menos en una primera etapa, amarrado hasta el año 2018, cuando terminan los primeros 25 de contrato entre la Universidad de Chile y los dueños de Chilevisión. Si bien el acuerdo puede ser extendido por igual cantidad de tiempo si ambas partes así lo desean, este potencial finiquito fue mencionado en las negociaciones como algo a tener en cuenta en la fijación del precio.

Aunque este factor no fue el decisivo en el fracaso de las tratativas, quedó instalado que Linzor Capital tenía alternativas a la compra por US$130 millones: optar a un segmento de frecuencia de televisión digital cuando se liciten, dos años después de entrada en vigencia la Ley, lo cual le significaría menos inversión y sin el riesgo de "convivir" con la Universidad de Chile.

La segunda y más importante razón, era que no, fue el dinero. El consorcio no habría estado de acuerdo en pagar US$ 130 millones por un canal comprado en 2005 en apenas US$ 24 millones (y que posteriormente Piñera le inyectó otros US$ 20 millones), con un horizonte difuso en cuanto a los plazos y las certezas sobre el activo en venta.

En simple: Linzor estaba comprando activos necesarios para la operación y terrenos, pero "arrendaría" el espacio radioeléctrico por un máximo de ocho años, plazo insuficiente para un retorno de la inversión, a lo cual se suma el factor "TV Digital" que produce un dolor de cabeza extra a los canales, debido a lo complejo del negocio.

La suma del análisis hecho por el fondo no daba los US$ 130 millones prometidos según esta fuente. Y el mandatario, que estuvo atento a las tratativas (incluso, según dice la fuente, participó directamente en algunas reuniones), no aceptó una rebaja, que habría rondado los
US$ 20 millones.

La pregunta que aparece para el mercado y para LarrainVial, banco de inversión mandatado para vender nuevamente el canal, es: ¿cuánto vale realmente Chilevisión?

Otra fuente de ruido tiene que ver con el rol de la Universidad de Chile en el futuro de esta alianza. La columna publicada el pasado 19 de mayo por Eduardo Dockendorf, director del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, en la que apuntaba que la TV digital le permitiría recuperar a esa casa de estudios los "objetivos que siempre buscó", hizo crujir las tratativas.



El Grupo Clarín estudia los mismos factores

En Buenos Aires un director del Grupo Clarín contesta el teléfono y declara no saber en detalle lo que está ocurriendo en Santiago. Amablemente el directivo del mayor grupo de medios de Argentina explica que si bien ellos quedaron segundos en la carrera por Chilevisión hace tres semanas, ello no significa que de inmediato presentarán una oferta.

Aunque desde La Moneda trascendió que a José Cox (hombre de confianza de Piñera y encargado de vender la estación) ya le llegaron ofertas, en Clarín se apuran en decir que todo ha cambiado, y que las nuevas condiciones habrá que revisarlas y, por supuesto, ver el análisis de Linzor.



La complejidad del negocio digital

Hace años que Linzor quiso entrar al negocio de la televisión, pero esperó su momento. Esa oportunidad parecía estar en Chilevisión, pero el grupo de ejecutivos que maneja un millonario portafolio deberá seguir esperando, apostando a la televisión digital.

Y aunque sus dardos apuntan a que podría ser más económico entrar desde cero y postulando a frecuencias una vez que se dicte la Ley de Televisión Digital (Ley 18.838), el negocio también podría sufrir sus complicaciones, lo cual también grafica el por qué del retiro de las tratativas con Bancard.

El nuevo marco legal, como explica un ex funcionario público que participó en la elaboración del proyecto, contempla frecuencias de televisión pero no de manera nacional, como ahora. Cada zona o región tendrá sus canales, y quien quiera abarcar el territorio nacional, deberá postular a todas las zonas necesarias y apostar a que así suceda. Es decir, el camino para una nueva incursión de Linzor en este mercado es incierta.

Y ese mismo grado de incertidumbre tenía el ahora desechado negocio con el mandatario: Si Chilevisión (en manos de Linzor) apostaba por dejar su contrato con la Universidad de Chile y quería independizarse, apostando por espacios del espectro, debía conseguir que los segmentos obtenidos abarcasen el territorio nacional.

De lo contrario, el vínculo con la Casa de Bello seguiría hasta la peligrosa fecha de 2018, con un plantel que pudiera rechazar la continuidad con el nuevo "arrendatario".

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