Jorge Navarrete

¿Despegue turbulento?

Jorge Navarrete P.Abogado

Por: Jorge Navarrete | Publicado: Lunes 25 de abril de 2022 a las 04:00 hrs.
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“Despegue turbulento” fue la metáfora que el Presidente de la República utilizó para describir los primeros 30 días de su administración. Se trata de una imagen algo benevolente, pues me parece que lo más sincero sería reconocer que una de las turbinas se incendió en el despegue.

Las dificultades en la instalación de esta nueva coalición de gobierno han estado caracterizadas por tres variables. La primera, sobre las condiciones sociales y económicas heredadas, era bien conocida y a nadie podría sorprenderle: un contexto post pandémico, inmersos en una crisis económica, sin las holguras fiscales del pasado y con un explosivo incremento del costo de la vida. La segunda, sobre la inexperiencia de los cuadros que llegaban al poder, era una cuestión intuida, aunque no en las dimensiones con que se ha verificado: pues no sólo los errores se han multiplicado, sino también se ha ralentizado la actividad estatal, lo cual es particularmente grave en regiones. Y la tercera, referida a cierto desdén por la complejidad y los códigos de la política, que ha devenido en una constante improvisación y frivolidad con la cual se han abordado ciertas coyunturas, a resultas de la propia sobrevaloración del talento, carisma y capacidades de los cuadros gubernamentales.

Me sorprende la ausencia de política, pero muy especialmente por quienes les reconocíamos conocer y manejar dichos códigos de forma muy exitosa. En efecto, en sólo 30 días de administración se han fracturado los dos pilares que tiene todo gobierno: quien habla en nombre del Presidente y detenta el poder político (el Ministerio del Interior) y quien maneja la billetera fiscal y controla el poder económico (el Ministerio de Hacienda). La primera no existe en términos políticos y el segundo mermó considerablemente su credibilidad.

La situación se agrava por la inexistencia de un diseño, plan o ruta; en un contexto de desorden y pugnas internas, donde no se visualiza a alguien que señalice, ordene y resuelva. Este desconcierto y divisiones rápidamente se trasladaron al Congreso y a la propia coalición oficialista en su debut legislativo, augurando un tormentoso tránsito para las reformas sustanciales -tributaria, pensiones o salud- que prepara este gobierno.

En este escenario, están a la vista los temores que deberían desvelar a nuestras actuales autoridades. Uno apunta al escenario económico y social versus las expectativas ciudadanas, ya que somos presa de una inercia que será difícil de detener y donde las señales contradictorias sólo profundizarán el problema. A continuación, estas vacilaciones generarán todavía más consecuencias en la situación de seguridad pública y paz social que afecta al país, donde la inicial apuesta por el diálogo se ha devaluado y agotado en este primer mes de gobierno.

Por último, la peor pesadilla de esta administración, y el país, pudiera desencadenarse con motivo de la definición de una propuesta de nueva Constitución y la decisión que posteriormente tomaremos los ciudadanos. Si el Apruebo triunfa en el plebiscito de salida, lo hará por un estrecho margen, lo que frustrará el principal objetivo que tenía este proceso, el cual no era otro que relegitimar mayoritariamente nuestro diseño institucional. Pero si se impone el Rechazo, no sólo se abrirá un muy complejo escenario político y social, sino que para el gobierno sería su muerte en términos políticos, sólo equivalente al incendio de la segunda y última turbina del avión.

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