De funcionaria a denunciante. Antonia Larraín Prieto, la mujer que destapó la entrega de sobres con dinero en efectivo al ex alcalde de Vitacura, Raúl Torrealba (exRN) nunca imaginó que su nombre estaría en las portadas.
De profesión publicista, pero dedicada hace 16 años a trabajar en Desarrollo Comunitario en la comuna más rica del país ahora pasa sus días junto a su hija y algunas amigas a la espera de que la justicia determine su rol en la profunda y extendida red de irregularidades que hoy investiga el Ministerio Público y de qué manera se benefició de todo eso.
La ex directora subrogante de Desarrollo Comunitario, conocida en algunos sectores del mundo cultural como una promotora del arte, porque siempre le dio cabida a los artistas locales en Vitacura, ha visto en pocas semanas su vida cambiar quizá para siempre. Sin embargo, en palabras de una cercana, no hay rastro de arrepentimiento, sino que de convicción de que tenía que hacerlo.
Nacida en octubre de 1975, Antonia Larraín Prieto estudió en el colegio Apoquindo. Una ex compañera suya la describe como siempre a la moda, amante de los viajes y muy inclinada al arte y las comunicaciones. Después estudió Publicidad con mención en Marketing en la hoy desaparecida Universidad del Pacífico. Un ex profesor de redacción de esa escuela dijo que era una alumna promedio, cercana al mundo de la cultura y la música.
Durante la primera parte de los 2000 su nombre estuvo ligado a la banda de hip-hop, CHC de Pedro Subercaseux (Pedro Piedra), Gabriel Díaz, Jorge del Campo y el cineasta Sebastián Silva, debido a que mantenía una relación con uno de sus integrantes.
En 2005 después del nacimiento de su hija, su tío la invitó a trabajar en el municipio de su gran amigo. Llegó en noviembre de ese año como subdirectora de Desarrollo Comunitario. En 2018 fue ascendida a directora subrogante. Hasta que se autodenunció su sueldo era de $ 5,1 millones. Según su LinkedIn toda su experiencia laboral está en Vitacura.
Varios artistas recuerdan haberse contactado con ella alguna vez directamente o tras un pase de su amiga de toda la vida, María José Torrealba, (hija del ex edil, quien actualmente es jefa de gabinete del ministro Juan Carlos Jobet y antes, directora de Programación de Presidencia de este gobierno) para actuar o participar en algún taller en Vitacura, donde pagaban bien, jamás pedían rebaja y los cheques siempre estaban a tiempo.
Un trabajo en Lo Barnechea
Su labor era muy bien evaluada. Tanto, que en 2009 la municipalidad de Lo Barnechea la fichó para elaborar un instructivo dirigido a los productores de eventos artísticos que utilicen espacios públicos y municipales esa comuna. El entonces alcalde de la comuna y hoy delegado presidencial para la Región Metropolitana, Felipe Guevara quería regular de mejor manera la relación entre el municipio y los artistas.
En febrero de ese año Larraín trabajó por aproximadamente un mes en el plan. En ese municipio dicen que la publicista llegó recomendada por Torrealba, amigo cercano de Guevara. La contratación de Larraín consta en un decreto de alcaldicio. Le pagaron $555 mil.
“No ha hecho más que llorar”, dice una cercana, misma que corrobora que bloqueó sus redes sociales para ahorrarse problemas y que está extenuada.
Para ella todo partió ese lunes 28 de junio pasado, cuando Raúl Torrealba abandonaba la municipalidad de Vitacura entre aplausos. Tras 25 años en el sillón edilicio, “el Tronco”, como lo llaman, entregaba el cargo a la exministra del Trabajo, Camila Merino, primera representante de Evópoli en llegar a una alcaldía.
En la ceremonia, que se desarrolló en las afueras del edificio municipal y con aforo controlado, estuvieron los colaboradores más cercanos de Torrealba, entre ellos, Domingo Prieto Urrejola ex presidente y representante legal del Consejo Local de Vitacura, amigo cercano del exedil y tío abuelo de Antonia Larraín, por parte de su madre María Sylvia Prieto.
Él fue quien la llevó a la municipalidad. Él fue quien le pasó en dos años y medio unos 30 sobres conteniendo dinero en efectivo para Torrealba. Y él mismo habría sido quien la convenció de hablar. Una auto denuncia siempre es lo mejor en estos casos, dicen que le habría dicho la penúltima semana de julio, acorralado ya por lo que se venía encima.
DF MAS pidió a Prieto verificar esta información pero hasta el cierre de esta edición no respondió. El 22 de julio, Prieto confesó al director de asesoría jurídica de la Municipalidad de Vitacura, Mauricio Irarrázaval la existencia de irregularidades.
30 sobres con $5 millones
“Camila es una mujer que tiene todas las facultades y la voluntad para dar la vida por Vitacura en estos tiempos,” fue lo que dijo Torrealba en su último día. De inmediato, la nueva edil inició una auditoría en la que empezaron a saltar las irregularidades en el municipio que Torrealba comandaba como si fuera feudo propio.
Allí, Larraín era conocida por amigos y no tan amigos como parte de su círculo más estrecho, casi como un miembro más de la familia alcaldicia. Incluso, se comenta que en 2009 su nombre fue mencionado para una probable candidatura a concejal, apoyada por el Tronco.
Pero el 19 de agosto pasado, Larraín se autodenunció y ahora está convertida en una de las testigos claves del caso que remece a la centroderecha. Al fiscal adjunto de Las Condes, Carlos Ramírez le dijo que entre mediados de 2018 y diciembre de 2020 le entregó todos los meses un sobre con $ 5 millones a Torrealba que venía de Prieto. Y que también todos los años, para la semana de la chilenidad, tenía que pasarle al ex edil todo lo que le sobrara de los $ 3 millones que le entregaban para los gastos de la celebración.
Ella ha sostenido que en todos los años que llevaba trabajando nunca había tenido ningún problema. Que su error fue ser leal. “Ella siempre fue parte del poder en la Municipalidad. Apenas tenía contrapeso y cualquier problema lo arreglaba directamente con el alcalde”, relata una ex funcionaria de esa comuna.
Embajadora comunal
Tras su ascenso como directora de Desarrollo Comunitario, Antonia Larraín viajó casi todos los años a diversas partes del país a mostrar la experiencia de Vitacura, especialmente en comunas de menores recursos gobernadas por la derecha como Freire, Cunco, Los Andes, Olmué, Santa Cruz, entre otras.
Fue una especie de embajadora que llegaba a las regiones con libros para sus bibliotecas municipales y excelentes tips para la realización de programas sociales y su organización.
“Demostraba mucha experiencia en el manejo y administración de programas, los fondos públicos disponibles y la forma de seguirlos y evaluarlos”, sostiene una contraparte suya en la municipalidad de Freire, donde estuvo a principios de este año liderando una capacitación.
También estuvo en el extranjero capacitándose: el 2019 en un encuentro de municipios en España y unos meses después en Tierra Santa, Jordania y Egipto en busca de un relacionamiento cultural con Vitacura.
En la municipalidad aseguran que cuando llegó Camila Merino nadie esperaba una auditoría. Pero eso fue lo primero que la recién electa edil hizo. Ahora en Vitacura temen un efecto dominó imparable. Larraín sabe demasiado.
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