El compliance es un cambio adaptativo, no una camisa de fuerza
Por María José Alarcón, directora de compliance y gobernanza en Eticolabora #SoyPromociona
Implementar un sistema de compliance no es poner reglas y esperar que se cumplan. Es aprender a leer la cultura de una organización y acompañarla en su evolución. Quien no lo entienda así, terminará hablando solo.
Muchas organizaciones se apresuran a publicar políticas y procedimientos creyendo que con eso el cambio está hecho. Pero el verdadero cambio empieza cuando esos documentos se traducen en decisiones reales, conversaciones incómodas y ejemplos visibles.
El compliance, entendido como un conjunto de normas que deben imponerse sobre una cultura preexistente, fracasa más veces de las que quisiéramos admitir. No por mala fe, sino porque las personas no cambian por decreto sino cuando comprenden, confían y sienten que lo nuevo también les pertenece.
Por ende, más que un conjunto de reglas, leyes y documentos, el compliance efectivo es un proceso de cambio adaptativo. Requiere escuchar y observar (sin juicios preconcebidos) para poder co-construir desde la realidad y complejidad de cada organización. No es un proceso lineal, rápido, ni mucho menos perfecto. Pero cuando se logra, transforma de verdad: no solo lo que hacemos, sino por qué lo hacemos.
Ron Heifetz y Marty Linsky, en su libro “Liderazgo sin límites”, señalan que los desafíos técnicos se resuelven con soluciones conocidas, pero los adaptativos exigen algo distinto como, por ejemplo, aprender, cambiar hábitos y desafiar creencias arraigadas. Por tanto, la ética, la integridad, y el compliance son un desafío adaptativo.
En vez de estar enfocados solo en el hacer, tal vez deberíamos tomarnos un momento para preguntarnos: ¿estamos liderando el cambio o solo imponiendo? ¿Estamos construyendo confianza o simplemente trasladando responsabilidades? ¿Estamos co-construyendo un sistema de compliance escuchando los desafíos y dolores propios de cada área?
Veamos el compliance como un sistema que alinea comportamientos, fomenta la confianza y previene lo indebido, lo incorrecto; que está en constante movimiento, pero siempre manteniendo la coherencia con el propósito de cada organización.