Intervalo en la pantomima del techo de la deuda
Por: Equipo DF
Publicado: Miércoles 3 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
El acuerdo que acabó con la incertidumbre sobre el techo de la deuda de EEUU se concretó a horas del límite fijado por el Tesoro. Esta pantomima puede recordar las palabras de Winston Churchill, quien dijo que se puede contar con que los estadounidenses harán lo correcto después de haber agotado todas las otras posibilidades. Ese juicio sería demasiado benévolo.
Evitar el default se había convertido en prioridad absoluta, y se logró. Sin embargo, el acuerdo no pone la política presupuestaria de EEUU en una senda sustentable: pese a todos los gestos, el ajuste fiscal es modesto y no está garantizado. Las peleas por el presupuesto seguirán, y en un clima político aún más envenenado.
El acuerdo por el límite de la deuda es complicado y poco transparente. En ambos partidos hay críticos que se quejan porque, tras frenéticas negociaciones entre un puñado de participantes, el Congreso enfrentó un hecho consumado. Es lo contrario del debate público que EEUU necesita.
Pero lo peor es que la mayoría de los recortes no están especificados. La segunda fase se reduce a instrucciones para la creación de un nuevo comité legislativo bipartidario que proponga medidas de reducción del déficit para cumplir la meta de US$ 2,4 billones. Si las negociaciones se estancan, el acuerdo prevé cortes automáticos a programas apreciados por uno u otro partido, incluyendo recortes en Defensa.
Esto recuerda otra máxima de Churchill: por maravillosa que sea la estrategia, ocasionalmente hay que mirar los resultados. ¿Por qué suponer que, si ambos partidos enfrentan recortes profundos en programas que desean proteger, el Congreso permitirá que avance el mecanismo automático? Lo que el Congreso da, el Congreso puede quitar. Se dice que estos recortes automáticos deliberadamente inaceptables son incentivos para que ambas partes lleguen a un acuerdo. Tal vez, pero si el comité fracasa, ambas partes tienen un incentivo aún mayor para cancelar este gatillo. Y puede preverse que el comité se estancará. Ya hay discusiones sobre quiénes integrarán el panel.
Uno de los desacuerdos más importantes en la política fiscal estadounidense es sobre el papel que podrían tener potenciales incrementos en los impuestos. La mayoría de los republicanos celebran como una victoria el acuerdo, y los demócratas lamentan una aplastante derrota porque no hay aumentos impositivos en el plan. Pero este tema no está decidido, se lo evadió. Ninguno de los dos presta seria atención a lo que se necesita, que es una amplia reforma impositiva.
Las dificultades de los últimos meses han evitado lo que podría haber sido el mayor error no forzado en la historia de la política económica. Felicitaciones. Pero no han decidido nada y han preparado el terreno para más de lo mismo.
Evitar el default se había convertido en prioridad absoluta, y se logró. Sin embargo, el acuerdo no pone la política presupuestaria de EEUU en una senda sustentable: pese a todos los gestos, el ajuste fiscal es modesto y no está garantizado. Las peleas por el presupuesto seguirán, y en un clima político aún más envenenado.
El acuerdo por el límite de la deuda es complicado y poco transparente. En ambos partidos hay críticos que se quejan porque, tras frenéticas negociaciones entre un puñado de participantes, el Congreso enfrentó un hecho consumado. Es lo contrario del debate público que EEUU necesita.
Pero lo peor es que la mayoría de los recortes no están especificados. La segunda fase se reduce a instrucciones para la creación de un nuevo comité legislativo bipartidario que proponga medidas de reducción del déficit para cumplir la meta de US$ 2,4 billones. Si las negociaciones se estancan, el acuerdo prevé cortes automáticos a programas apreciados por uno u otro partido, incluyendo recortes en Defensa.
Esto recuerda otra máxima de Churchill: por maravillosa que sea la estrategia, ocasionalmente hay que mirar los resultados. ¿Por qué suponer que, si ambos partidos enfrentan recortes profundos en programas que desean proteger, el Congreso permitirá que avance el mecanismo automático? Lo que el Congreso da, el Congreso puede quitar. Se dice que estos recortes automáticos deliberadamente inaceptables son incentivos para que ambas partes lleguen a un acuerdo. Tal vez, pero si el comité fracasa, ambas partes tienen un incentivo aún mayor para cancelar este gatillo. Y puede preverse que el comité se estancará. Ya hay discusiones sobre quiénes integrarán el panel.
Uno de los desacuerdos más importantes en la política fiscal estadounidense es sobre el papel que podrían tener potenciales incrementos en los impuestos. La mayoría de los republicanos celebran como una victoria el acuerdo, y los demócratas lamentan una aplastante derrota porque no hay aumentos impositivos en el plan. Pero este tema no está decidido, se lo evadió. Ninguno de los dos presta seria atención a lo que se necesita, que es una amplia reforma impositiva.
Las dificultades de los últimos meses han evitado lo que podría haber sido el mayor error no forzado en la historia de la política económica. Felicitaciones. Pero no han decidido nada y han preparado el terreno para más de lo mismo.
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