Cartas

Cartas al Director

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Futuro del litio

Señor Director:


Al detallar los puntos que debería incluir la Concertación en un programa de gobierno para compatibilizarlo con el programa del Partido Comunista, Camila Vallejos mencionó: “educación pública gratuita, garantizar salud de calidad, frenar la licitación del litio, avanzar en una Asamblea Constituyente, terminar con este sistema de AFP…”. Así, de la noche a la mañana, el Litio quedó entre los top five del PC.
¿Tiene futuro el Litio? Aparentemente sí, pero la pregunta es si el Litio chileno tiene el futuro asegurado, ya que el mercado mundial contempla varios países con reservas importantes y múltiples productores. En 2010 se habrían encontrado reservas en Afganistán aún mayores a las de Bolivia, que es el actual líder en reservas. Son varios los países que están tratando de aumentar el negocio, es decir, hay una carrera lanzada por el Litio, los volúmenes demandados no son muy altos y nadie puede predecir si los precios, en el largo plazo, mantendrán su tendencia al alza.
En resumen, no está claro el futuro económico del Litio chileno, pero sí que su futuro político es tan promisorio como el de Camila.

José Luis Hernández Vidal


Presupuesto I

Señor Director:


Ad portas de que el gobierno realice el presupuesto 2013 y se enfatice hacia que sectores “irán las lucas”, como se ha venido haciendo en el último tiempo, muchos desconocen si lo que se presupuesta se gasta efectivamente en el ítem estipulado. Por lo que se debiese robustecer la transmisión del presupuesto a la población sobre los gastos concurridos, y no sólo quedando palabras en el tintero como lo dice el dicho popular: “Igual que el padre Gatica, predica pero no práctica”.


Francisco Abarca Tuzzini


Presupuesto II


Señor Director:


Durante la primera mitad de la década actual, el gobierno fijó un objetivo de superávit estructural que incidió fuertemente en el gasto público. La idea detrás de esta política era que en períodos de bonanza pudiese acumularse una reserva para financiar el déficit que se produciría al caer el ingreso fiscal en años de premura. Esto permitiría mantener el nivel de gasto fiscal cuando más se necesita, es decir, en tiempos difíciles. La regla es de una sensatez a toda prueba y de una simplicidad franciscana.
El año 2008 esta regla se rompió, generándose un déficit del 0,6% del PIB. Luego, en 2009, la situación económica determinó una caída importante de los ingresos fiscales, y el Estado tuvo que echar mano a una parte del ahorro generado por la regla del superávit. El presupuesto del próximo año plantea, nuevamente, y por sexto año consecutivo, un porcentaje de déficit fiscal.
Hay dos elementos muy preocupantes en esta situación: el primero es que el déficit se ha venido produciendo en años de buen (o notable) desempeño económico, lo que nos lleva a preguntarnos qué va a pasar cuando de verdad lleguen las vacas flacas. Lo segundo, es que no hay una tendencia a la baja en este déficit, así como tampoco un planteamiento o una meta a largo plazo de cómo y cuándo re-estableceremos un balance presupuestario.
Es entendible que no se puede llevar el déficit a cero de un día para otro sin afectar fuertemente la economía, pero es fundamental que en el largo plazo nos fijemos una trayectoria gradual que permita subsanar el desequilibrio. Europa ya nos ha dado ejemplos suficientes de lo que puede resultar de una política fiscal complaciente, y Estados Unidos está en una encrucijada por lo mismo. Y aquí las estrategias son simples. Igual que en la economía doméstica, si se quiere ahorrar, o se gasta menos, o se ingresa más.

María Loreto Ferrari

Directora Escuela de Negocios AIEP


Elecciones del terror


Señor Director:


En cada elección, luego de un tiempo de propaganda electoral, mirando las fotografías de los candidatos, siempre tengo la disyuntiva si votar por la Cuatro Dientes, Groucho Marx, Dalí, el Diablo, Drácula o el hombre sin cabeza.

Gabriel Guiloff

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