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40 horas: espacio para mejorar

JUAN BRAVO Director del Observatorio del Contexto Económico UDP

Por: JUAN BRAVO | Publicado: Martes 6 de septiembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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JUAN BRAVO

La reducción de la jornada laboral es una medida que trae beneficios y costos. La gradualidad y la adaptabilidad son ingredientes esenciales para implementar de manera exitosa una reducción de jornada, reduciendo los efectos colaterales negativos que esta medida podría acarrear en el mercado laboral.

La propuesta incluye gradualidad al establecer una rebaja escalonada que permitiría al cabo de cinco años llegar a las 40 horas. Es un plazo prudente para irse adecuando al nuevo límite máximo para la jornada ordinaria, que dará a empleadores y trabajadores la oportunidad de generar un proceso de aprendizaje ordenado sobre las consecuencias que la reducción de jornada puede tener en diferentes dimensiones.

“Los topes reducen el atractivo de las medidas de adaptabilidad, por lo que sería deseable ampliarlos, cuidando de sujetar las horas extraordinarias a límites”.

En particular, la gradualidad facilita el diseño e implementación de estrategias de reorganización productiva, de tal manera de poder producir de una manera más eficiente en un menor tiempo. Además, la gradualidad posibilita ir evaluando sus impactos positivos y negativos en la economía a medida que se va implementando.

Respecto de la adaptabilidad, las indicaciones contemplan medidas de este tipo, pero el problema es que su ámbito de aplicación sería muy acotado si el proyecto se aprueba tal como está planteado.

Una de las medidas de adaptabilidad destacadas en la experiencia internacional es el cambio desde jornada semanal a jornada promedio semanal, donde el promedio se calcula en base mensual o trimestral en su mayoría. Si bien el Gobierno decidió no implementar de manera directa esta medida de adaptabilidad, las indicaciones anunciadas contienen medidas que permiten retribuir las horas extraordinarias con tiempo compensatorio, lo que en la práctica tiene efectos similares a reemplazar la jornada semanal por una jornada promedio semanal.

Lamentablemente, se establecen demasiadas restricciones para usar esta herramienta. Esta medida debiera implementarse para todos los trabajadores, sin imponer requisitos ligados a la paternidad/maternidad o a la afiliación sindical, puesto que es beneficioso para todos los trabajadores. Además, la propuesta apenas contempla un máximo de cinco días libres al año para trabajadores padres o madres de niñas y niños de hasta 12 años y solo seis días libres al semestre en el caso de los acuerdos sindicales.

Estos topes reducen significativamente el atractivo de las medidas de adaptabilidad, por lo que sería deseable ampliarlos considerablemente, siempre teniendo la precaución de sujetar las horas extraordinarias a límites máximos de tiempo de trabajo diario. Las indicaciones del gobierno también contemplan la posibilidad de horarios de ingreso y salida diferidos, pero se acotan sólo a personas cuidadoras de niños y niñas hasta 12 años.

En definitiva, las medidas de adaptabilidad incluidas van en la dirección correcta, pero existe el espacio para que, en la discusión que comenzará próximamente, se puedan perfeccionar, de modo tal que la medida se otorgue a todos los trabajadores, sin exclusiones.

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