Una de las grandes apuestas de nuestro país ha sido la de alcanzar grados superiores de desarrollo mediante una mayor diversificación de su canasta exportadora, que avance desde productos primarios hacia productos de alto valor agregado.
En tal sentido, se ha considerado que una de las vías naturales para lograr dicho propósito es el "camino" de los servicios. Esta tercera fase exportadora o exportaciones intensivas en capital humano calificado se sustenta en la alta calidad alcanzada por los prestadores nacionales de servicios en sectores tales como ingeniería, servicios financieros, servicios digitales, arquitectura, construcción y servicios profesionales, entre otros.
Por este motivo, dentro de su política comercial, Chile incorporó los servicios en todos los TLC que ha firmado hasta la fecha, con el objetivo de ampliar los mercados para sus empresas.
Aunque las exportaciones de servicios no tradicionales se han incrementado en 2,5 veces en el último decenio (superando los US$4.000 millones el año pasado), es posible apreciar un deterioro en la competitividad del sector en los últimos años, afectando el potencial exportador chileno y el atractivo del país para captar operaciones de servicios offshoring. Prueba de esta preocupante tendencia es el Ranking Tholons 2014 de los Top 100 destinos de Outsourcing, en que tanto Santiago como Valparaíso experimentan retrocesos.
Aparte de la escasez y encarecimiento de la mano de obra calificada (que afecta a varios países), es posible identificar otros factores que han incidido en la pérdida de competitividad de las empresas chilenas, entre ellos cabe destacar:
1) Los capítulos de servicios de los TLC no han tenido la suficiente eficacia en el otorgamiento de ventajas tangibles para las empresas chilenas.
Los capítulos de servicios de los TLC no han provocado caídas significativas de barreras para los exportadores de servicios. Además, estos convenios tampoco han logrado avances satisfactorios en la liberalización del movimiento de personas físicas (personas naturales que traspasan las fronteras a prestar sus servicios), debido a que es un tema de alta sensibilidad en las políticas migratorias de los países.
2) Inercia institucional que ha mantenido un marco jurídico interno anti exportador de servicios.
La normativa del Servicio Nacional de Aduana (SNA) que califica los servicios de exportación carece de la coherencia y consistencia necesaria para responder eficazmente al comercio de servicios de última generación. Al respecto, es posible apreciar cómo diversas transacciones de servicios al exterior no son calificadas como "exportación" por nuestra legislación, siendo recargadas con impuestos locales afectando seriamente la competitividad de las empresas nacionales. En la actualidad, poco más del 10% de los envíos de servicios al exterior están siendo calificados como exportación.
3) Formación de paraísos tributarios sectoriales en países competidores de Chile. Varios países competidores de Chile han tomado la delantera en el fomento de sus exportaciones de servicios creando zonas francas y/o impulsando leyes especificas para exonerar de impuestos a sus empresas. Colombia y Uruguay y países centroamericanos han establecido estas franquicias tributarias y en conjunción con la suscripción de convenios de doble tributación, han posibilitado la formación de paraísos tributarios sectoriales. De esta forma, la empresa no paga impuestos en su país de origen por la propia franquicia nacional y tampoco tributa en el país de destino por la cobertura del Tratado de doble tributación.
Hasta ahora, nuestro país ha estado buscando mayor competitividad para las empresas de servicios más allá de su frontera a través de los TLC, sin considerar que gran parte de los obstáculos se han formado por la inapropiada regulación nacional imperante. La ausencia de una política pro exportadora de servicios está generando significativas pérdidas de competitividad en las empresas chilenas, afectando su inserción en las nuevas corrientes mundiales de intercambio e incentivando a que éstas relocalicen sus operaciones en países vecinos que ofrezcan mejores condiciones que Chile. Es de esperar que el nuevo gobierno de un golpe de timón en esta materia, implementando un marco institucional, jurídico y operativo ad-hoc a las exportaciones intensivas en capital humano calificado y de esta forma paulatinamente abandonemos nuestra alta dependencia de los mercados de commodities.