Clive Crook

El atractivo inelegible de Rick Perry

Hace unos meses, especulé que la elección estadounidense en 2012 podría enfrentar a un titular fallido con un retador inelegible...

Por: Clive Crook | Publicado: Martes 23 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
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Hace unos meses, especulé que la elección estadounidense en 2012 podría enfrentar a un titular fallido con un retador inelegible. Este escenario se ha vuelto más probable. La economía estadounidense está empeorando y la confianza en Barack Obama está cediendo. Mientras tanto, Rick Perry, gobernador de Texas, que asusta a los votantes oscilantes tanto como hechiza a la base conservadora de su partido, ha saltado al frente de la carrera por la nominación del Partido Republicano.

El ganador de una carrera entre esos dos sería difícil de predecir. Pero se puede decir una cosa con confianza: una campaña de 14 meses que divide todavía más al país, acrecienta la incertidumbre sobre la política económica de largo plazo, no resuelve nada pero paraliza el gobierno en el corto plazo, todo con la economía recayendo en la recesión, no es un buen plan.

Los indicadores económicos más recientes van de decepcionantes a chocantes. Las acciones han sido golpeadas otra vez y los economistas revisaron a la baja sus proyecciones de crecimiento.

¿Cuál fue la respuesta de Washington? Silencio. El congreso está de vacaciones. El presidente, antes de iniciar sus propias vacaciones, hizo un recorrido en bus al estilo de campaña por el medio oeste. Dijo que la economía no estaba en peligro de caer en recesión.

Pocos quedaron reconfortados. ¿Tenía él alguna nueva iniciativa para promover? No, pero prometió tener una cuando el Congreso regresara. Una nueva encuesta de Gallup mostró que apenas una cuarta parte de los votantes aprueban ahora su manejo de la economía.

Así con el incumbente. Venga Perry. El texano tiene más carisma que todos los otros posibles candidatos republicanos juntos - demasiado para su propio bien. Dispuesto y confiado, es capaz de decir cosas increíblemente estúpidas, como demostró de inmediato.

Sería, dijo, “casi traición” que el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke emprendiera un nuevo alivio cuantitativo. Haciendo a un lado si es deseable o no más QE (yo creo que sí), ¿qué justificación podría haber para ese lenguaje? Recuerde que se trata de un político que expresó su simpatía por la idea de que Texas un día podría tener que independizarse. Eso era literalmente traicionero.

El comentario del Perry fue ampliamente condenado, incluso por los dirigentes republicanos. No se retractó. El incidente muestra que Perry es capaz de autodestruirse – pero con todo lo que alarma a la opinión centrista, entra en el concurso por la nominación como favorito.

Perry es un conservador social con la fe por delante, que apela a gran parte de la base del Partido Republicano, y se siente en casa con el extremismo del Tea Party. Tiene el historial y es ideológicamente correcto: es exactamente lo que quieren muchos republicanos.

¿Entonces, ciertamente Perry está lejos de ser inelegible, a pesar de sus opiniones de extrema derecha y comentarios deslenguados? Persuadir a independientes, algo que debe hacer, será difícil. Dudo que pueda hacerlo. Aunque el paralelo sea fascinante, Perry no puede ser el Ronald Reagan del Jimmy Carter de Obama.

Reagan era un conservador, pero no usaba sus convicciones en bandolera. No era religioso, y fue mucho más pragmático (en impuestos, por ejemplo) que los conservadores que lo idolatran parecen reconocer. Sobre todo, era agradable y digno de confianza. Ese fue el centro de su atractivo centrista y una condición para su triunfo de 1980. Reagan era encantador y constante. Perry es agresivo y ávido. El partido republicano se ha movido demasiado lejos a la derecha como para tener un candidato que emocione a su base y al mismo tiempo apele al centro electoral.

Qué oportunidad, por cierto, esto ofrecía a los Demócratas - y en Obama, tenían al hombre para aprovecharlo. En ejercicio, enfrentando enormes problemas que no causó, no ha cumplido.

Tal vez esto todavía puede cambiar. De lo contrario, la perspectiva es sombría: una economía atascada, una elección conflictiva, un país aún más dividido y un gobierno con todavía menos capacidad de gobernar.

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